jueves, 22 de septiembre de 2011

Muros sagrados

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MUROS SAGRADOS


Para Adrián Martin Medina,  artista de cómic y gran amigo..

Es una buena  revista del pensamiento ciudadano  la que cuelga de cada uno de los muros que conforman nuestra ciudad, desde un colegio hasta la estación de ferrocarril, desde  una iglesia a una facultad, desde un cercado de construcciones  a una casa medio derruida,  desde unas calles embadurnadas de prisas a otras perdidas en sus sombras. ¡Lástima que, en casos, se hermana con el “choriceo” que se impone  por aquello de que “mola”…

La revista es gratis ¿y gratificante? En cualquier caso,  es de obligada lectura en la gimnasia del paseo urbano, a cualquier hora del día, donde se nos invita a la escucha de cuantos, tal vez, no tienen voz. 

La prisa humana es tan poco generosa que, normalmente, no nos deja gustar esa terapia ocupacional de nuestro tiempo. Tan “sagrado”,  que prohíbe con  harta frecuencia detenernos ante el grito de cualquier retazo de muro que nos sorprende a nuestro paso. ¡No sea que nos contagie!

Y sin embargo, la almazara de muchos corazones exprimen continuamente hasta la última gota de sus olivas sobre  esos muros, tapias o paredes. Evidentemente, bien diferenciados. En muchos casos, por desgracia.

Quiera la suerte que mis paseos urbanos,  con ojos y corazón bien abiertos en  comunión con los colegas del grafito,  sirvan para comunicarte, apreciado bloguero,  esa vida que llora y ríe sobre los muros de nuestra ciudad… 


         

No soy poeta que es palabra sagrada;
 soy tan sólo una pila de sentimientos
 pegada a los muros de mi almazara,
donde la luna y el sol nunca se ponen de acuerdo,
y más si donde piso es tierra en libertad,
humanamente sagrada.

I
Escribió, tal vez, un estudiante
en el muro del rectorado:
La cárcel devora la vida.
Si bien encierra a mucho profeta amado,
razón tendría el doncel,
si por cárcel no se entendiera también
la rinconera de las violencias y felonías
de tantos tipos desalmados…

II
Sobre un muro de abril en procesiones,
escrito estaba entre grafitos 
de capirotes negros y añil:
Estafa santa.
Y yo me digo, hacer dinero,
sí que sería la tal estafa,
que no beata o santa,
de  inmorales usureros.

III
Gritaba el muro de una casa “okupada”:
Quien siembra desalojo,
recoge resistencia.
Si la resistencia es consustancial
al desalojo,  
llegará el día en que sobre gritar
y pintar en los muros de la igualdad.               

IV
La vida es dura,
la muerte no lo es tanto,
se lee sobre el muro
frio, como enero, y culto
de la vieja Escuela de Magisterio,
Más dura será la muerte,
cuando no se ha vivido la vida.
¡Desgraciada suerte!

V
Aunque tapies las puertas,
el viento seguirá pasando,
reza, enladrillado,
un muro albaicinero.
Ciertamente,
el viento es imparable
mientras se eche el cerrojo a la gente.

VI
Señor cura, penétrese usted,
es el grito de un dictador de la calle
(¡que los hay cargado de sed!),
sobre el muro virgen de una casa de rezos.
Las neuronas de la sociedad
necesitan terapia para la escoliosis
de sus intolerancias.

VII
Sobre el muro que cerca
la estación de la ciudad se lee,
desde el tren en marcha:
Nacidos somos en cautividad.
Nadie es cautivo mientras pueda soñar.
Es cautivo quien viaja sin saber a dónde va.
Es más,
cautiverio sólo sufre quien no sabe besar.

VIII
Defiende tus derechos,
stop inmigraciôn.
¡Ay!, sobre el muro de la docencia de Derecho.
prefiero guardar silencio,
a decir lo que con pena he leído,
que me duele infinito y siento,
yo que crucé fronteras como españolito…

IX
Por Carlos venganza.
Así clama a no sé qué dios
el muro de un botellódromo
con mucha cerveza en la panza...
Ojo por ojo y diente por diente,
no es palabra de joven.
Exigir justicia, sí. Es de joven clamarla.

X
Junto a una litrona vacía,
sobre un muro de plantas medicinales.
con pena yo leía:
Ni  perdono, ni olvido.
Pues, sobre mi muro también
yo aseguro
que así ni se curan los males,
ni se cosecha el bien.

XI
El muro que abriga el recreo
de unos charlatanes alumnos,  proclama:
Enana culona, a ver si llegas aquí.
El aquí está a dos metros de altura...
Ya la estatura moral se mide
por  la talla física.
¡Qué bravura de modernidad!

XII
Cierra los ojos para ver,
aconseja el escritor,
tal vez universitario,
sobre un muro electrónico
de anuncios, junto a Derecho.
Es la autenticidad del mensaje,
es la paradoja del sabio.

XIII
El muro de un colegio de bien
arrojaba esta confesión:
Y te miro
mientras la duda crece...
y yo crezco con ella.
Cuando la duda escudriña en la verdad,
por mucho que crezca la duda,
más crecerás tú en la verdad… Sigue mirando
y, entre las dudas, me encontrarás.

XIV
Sobre un muro encarcelado
entre grandes edificios, se leía:
El hombre es un alumno,
el dolor es su maestro.
La vida nos trata de tal manera
que ya no sé si somos alumnos,
o somos maestros…
En cualquier caso, el dolor
es  presencia de vida,
es enseñanza curtida.

XV
La luna nos cruza los dedos,
proclama el muro arruinado,
pleno de bellos grafitos,
pegado al calor de un centro de secundaria.
¡Qué luna, la nuestra,
hacedora de muchos amores
y hasta de vivencias agrias!

XVI
La especulación en un mal albaicinero.
Sobre uno de sus muros con obras leo:
Sabes cómo empiezo,
pero no como termino.
Cierto.  Esto es como en la vega.
Permisos con dinero y más dinero.
Pero, imposible comprar al pregonero…

XVII
El muro, que es una valla de cinc,
un cercado de chumbos, dice:
La belleza es tu cabeza.
Sólo le faltó gritar “he dicho”.
El que tal máxima ha grabado, es una lumbrera;
sin duda, es un ilustrado, todo un erudito,
sin las espinas de la chumbera.

XVIII
Sobre un muro rico en grafitos,
que suena a paso de trenes,
el extranjero escribió esta receta:
La chute n'est pas un échec.
L'échec est ne rester où l'on a chuté.
¿Juego de palabras, simplemente?, ¿paradoja?
Hay males que sólo se curan,
cuando desde el mismo mal,
sin huidas, construimos el bien,
recomponiendo sus hojas…

XIX
El muro de Gobernación arroja
en caligrafía verde de primavera,
a escondidas, esto, tal vez fruto maduro
de muchas vivencias:
La solidaridad nos hace hermanos,
la lucha, libres.
¡Ea, qué más decir si solidaridad y lucha
fraternizan en los bosques de buena madera!...

XX
En la carrera del paro se queda calva
la economía.
Se aprecia en las calles y avenidas,
cuando de sus muros penden
letreros que lloran:
se traspasa, se vende,  se alquila.

XXI
En Centro América,
sobre los muertos crece la libertad,
aseguran varios muros con peso de pobreza
en un barrio donde la marginación llora
al compas de niños que ríen ausentes.
La libertad sigue regándose con sangre inocente.

XXII
My dog is not a crime,
está escrito en el muro de una calle estrecha,
donde es fácil cruzar las miradas con el anonimato,
y temer…
Suerte que los perros no entienden de atracos,
y coquetean con el corazón.

XXIII
Sobre el muro de un Hogar del Pensionista,
una invitación  -¿imposición?-
se lee en grande
(por si los jubilados han perdido su pasado):
No votes, lee y lucha.
La abstención del voto a mí
que soy un aliado de la tercera edad,
me huele a incienso de entierro.
Leer y luchar,
para mi, son efluvios de libertad.

XXIV
En un muro de calle no muy transitable
un guerrero grabó con su valiente tizona:
Colgaremos al último capitalista 
de las tripas del último burócrata.
Yo que no temo la horca, ni pertenezco a los "últimos",
tampoco a los primeros,
creo que la valentía no está en colgar,
sino descolgar... ¡de toda calle transitable!


Suma y sigue en los parlamentos infinitos
de los infinitos muros de la almazara global,
donde efluvios grafiteros
predican reivindicaciones y principios morales,
y hasta principios sin principios...
Es la didáctica de la calle,
mezcla de delirios y verdades.
escritos e ilustrados doctamente.

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