Hoy la humanidad creyente celebra
la historia de la resurrección que experimenta el ser humano cuando descubre lo
más trascendente de sí mismo: la energía del Ser Supremo, el aliento vital, el amor
de ese cristianismo cósmico que Juan había anunciado en el Apocalipsis.
Lo de Jesús de Nazaret es
experienciar a Dios experienciando lo más profundo de su ser. Por
ello, supeditar toda religiosidad al hecho de la creencia cristiana es
minimizar el mensaje de la Buena Nueva. La fe
del Galileo se clarifica por la compasión
de amor universal por los demás, incluida la Madre Tierra. El misterio de la
resurrección no se entiende si no es en la lucha por la justicia en
el contexto del Sermón de la Montaña.
¡Felices Pascuas a todos los
que sientan
que el crucificado resucitó en cada uno de
nosotros!
Acordaos de lo que os dijo
(Lc. 24, 1-12)
La historia
es testigo. Narra la cruz
bajo Poncio
Pilatos.
Y sólo el
misterio atestigua al despuntar el alba
que la muerte
ha muerto.
como la gozo
emerge del sufrimiento,
la vida
emerge de la muerte.
Y el misterio atestigua al despuntar el alba.
¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive?
Él lo dijo, que
tenía que suceder…
Acordaos,
estando
todavía en Galilea.
Él supera el
espacio y el tiempo. Él vive...
Y vivirá en
cada esquina del ser humano,
indefinidamente.
Fuente de
toda esperanza, su vida
es más fuerte
ya que la muerte.
Y nuestra
vida empieza en su vida.
Es nuestro
argumento. Misterio.
Murió a la
vista de todos. Y resucitó a la vista de nadie,
sólo a la
vista de la fe,
porque sólo hay resurrección
donde previamente ha habido muerte.
¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive?
El misterio
atestigua al despuntar el alba.
Acordaos…