sábado, 29 de marzo de 2014

CEGUERA

…vio a un hombre ciego de nacimiento.
(Jn, 9,1-41)


Padezco ceguera, Señor.
Pues, no acabo de verte en el extranjero que me ofrece
un manojo de discos para poder comer.
Ni en el vecino
que perturba mi sueño solicitando ayuda.
Ni siquiera, tal vez, 
en el sollozo del niño que no puede dormir…

Padezco ceguera, Señor, pues no acabo de entender
que mi corazón debe ser inaccesible a todo egoísmo,
que mis manos deben correr hacia el mendigo,
que mi bolsillo no debe gruñir porque esté vacío,
que mis labios no deben perderse entre rezos vanos.               

Tras la ceguera de cada noche mía
de infortunios y olvidos,
qué prodigio la contemplación de tu luz de cada día…

Señor, déjame que yo ponga el barro,
pon Tú la saliva.  Y úngeme.
Tú serás la luz de mis ojos, y de mi vida.
Y yo, como en un nuevo nacimiento,
venceré mi ceguera,
y seré  portador de tu Luz admirable..


jueves, 27 de marzo de 2014

ADOLFO SUÁREZ

Gracias, porque abriste una nueva página de la historia de España, y en ti todos los españoles, todos  sin excepción, hemos sido y seguimos siendo  protagonistas.

Gracias, por tus ideales de convivencia, pluralismo, dialogo y consensos que han sido tus armas de paz en la  inauguración de nuestra democracia.

Gracias, porque has sabido aguantar tenazmente el timón del cambio, a pesar de tanta zozobra de nuestros mares.

Gracias, porque has sido el estadista de la concordia y la reconciliación entre todos los españoles. 

Gracias, por tu generosa cercanía y  tu lealtad a prueba de toda nobleza.

Gracias, por tu fe inquebrantable, a pesar de las traiciones de tus propios allegados políticos y el inmenso dolor de tus ausencias, Amparo y Mariam.

Gracias, por tu visión de estado ante la dimisión como presidente del Gobierno, el 29 de enero de 1981, que no fue mera cobardía.
 
Gracias, por tu valentía y arrojo ante las balas del 23F, que no lograron esconderte bajo los sillones del Congreso.

Y gracias, leal Presidente, porque tú no eres hoy una última palabra enterrada en el claustro abulense, sino todo un símbolo para la restauración de la moral personal y la ética política, tan deterioradas en tu España amada. 


sábado, 22 de marzo de 2014

EL DON DE DIOS


Si conocieras el don de Dios
(Jn. 4, 5-42)


Esta tarde, Señor, he cerrado mis ojos
para mirarte sentado, esperándome,
como a la mujer de Samaria,
junto al brocal de mi pozo.

Me siento pobre y ausente de tus cosas;
por no tener, ni siquiera tengo cántaro
donde recoger tu agua viva.
Pero tú derribas ausencias y creas esperanza.

No soy yo quien te acoge,
eres Tú quien me acoge a mí
y me mandas recabar en mis infidelidades,
para hacerme hombre nuevo.

Y hasta confías en mí, porque has leído mi corazón;
y me envías...
 
Me envías a los hermanos,
para no dejarme caer en la tentación
de encerrarme yo solo en tu reino.

Me envías a buscar vidas rotas, como la mía.
Me envías a ilusionarme con nuevos horizontes,
donde están los hermanos que sufren tu ausencia.
         No ausencia de rezos rutinarios,
         templos de piedra sin espíritu y sin verdad.
         Me envías a deshacer eclipses de amor y justicia.

Aunque no tengo cántaro, digno de tu gracia,
mira a mis manos y a mis pies,
a mi boca y a mi corazón,
que, puestos en tu camino, serán agua viva
que salta hasta la vida eterna.
 

sábado, 15 de marzo de 2014

TRANSFIGURACIÓN

Se transfiguró delante de ellos…
(Mt. 17, 1-9)


Verte, Jesús, colmado de luz en el Tabor,
sentir la gloria del Padre que invita a escucharte,
y percibir el pasmo encallado de Pedro,
Santiago y Juan,
marcan la diferencia entre Tú y tus discípulos
de ayer,
¡y de hoy!

Camino abajo,  cuando el amor salido de la nube
ya ha cubierto todo miedo,
impides a tus amigos hablar de la visión,
hasta la Pascua.
Tu propia gloria que ha podido reventar la cruz,
abandona la paz de las alturas
por el tráfago de abajo que esconde cruel pasión.

Ahora comprendo.

Tu grandeza, Señor,  no está en el Tabor
sino en el sol poniente, en rojo brillo de sangre,
que no te detiene.  En el dolor de parto de la humanidad,
que clama por tu fuerza liberadora. Y ahí estás Tú,
el crucificado de ayer,
                                de hoy,
                                          de  mañana...

Que tu transfiguración no nos deje indiferentes,
bloqueados por el lenguaje de las tres tiendas…

jueves, 13 de marzo de 2014

ABUELO FELIZ





Soy balada de canario
contemplando tu carita
rosada, recién nacida.

Y tú, el guppy de mi acuario,
beige, rojo y azulado,
sin parar aleteando
con manitas de santuario.

Soy libre preso fondeado
en tu perenne sonrisa.
Soy vino de muchos años,
y alforja llena, de cuero.

De tanta esperanza habida,
por ti, nieto mío, maño,
soy felicidad de abuelo.




domingo, 9 de marzo de 2014

TENTACIONES

Y el tentador se le acercó…
(Mt. 4, 1-11)

Años tras años, los cantos de sirena
han seducido a tu Iglesia, Señor.
Siglos tras siglos,
la vemos apalancada al milagrismo,
        atada al triunfalismo, 
                instalada en el poder.

Sin embargo,
en afán por decapitar tales ídolos,
Tú te haces entre nosotros Siervo de Dios
Mesías doliente,
Cristo roto por los hermanos,
en el desierto, en el alero... Y en el Huerto. Y en la Cruz.

Tu Iglesia debe entender, Señor,
que la fuerza del Espíritu, como a Ti en el desierto
la conducirá a la plenitud,
sólo en la lucha diaria por su identidad.

Es verdad. Arrecian, hoy aún más, las tentaciones:
poseer,
       aparentar,
                dominar.
Son ellas las heridas de la noche,
son las seducciones del mal,
son la contraparábola del Hijo nazareno.

Que la fe de tu Iglesia, Señor, no permanezca agarrotada.
Destruye toda su esterilidad, su mediocridad.
Abre en ella la razón plena de tu Reino.

Que sea, sin miedos, perseverancia en la búsqueda de la verdad.
Que sea vigilancia en la oración fraternal.
Así,
será ferazmente fecunda...


miércoles, 5 de marzo de 2014

COMEDIA, NO

…que ve en lo secreto, te pagará.
(Mt.6,1-6.16-18 )

Entre mis manos un  pellizco de ceniza…
Y veo que no soy nada,
polvo de vanidades.
Polilla que carcome.
Tal vez, un comediante
con la máscara,
espectáculo
de mi mundo que dice creer en Dios. 

Entre mis manos, un pellizco de ceniza...
que reza y ayuna,
y hasta se desprende de unos euros,
quizá para quedar bien. 

En el espejo,
me veo entre los hipócritas
de los que habla el Maestro…

 Otra pizca de ceniza, distinta,  
se asoma a mis manos.
Habla de egoísmos, de envidias, de rencores…
y de  parados y encarcelados,
de extranjeros y  marginados.
Ceniza sumida en amargo grito:
¡comedia, no! 
Quisiera decididamente,
bañarme hoy en esa ceniza,
que baja a lo más arcano de mi aposento,
en lucha junto al barro.

 Abre, Señor, mis ojos para que miren a través de los tuyos;
abre mis oídos para que escuchen a través de los tuyos;
abre mis manos para que, a través de las tuyas,
sepan acoger a los hermanos.

Abre bien mi corazón para que sepa amar a través del  tuyo.
Y aligera mis pies para que sepa recorrer,
a través de los tuyos,
caminos de paz y concordia,
                                      -¡feliz ceniza!-
ya que tu vida fluye en mí como la sangre por mis venas…

domingo, 2 de marzo de 2014

PROVIDENCIA

No estéis agobiados por la vida….
(Mt. 6, 24-34)


Padre, Tú me has llamado a la vida,
para enseñarme a caer en tus brazos,
como el niño que se abandona en su padre,
descuidando el mañana y sin pensar en el ayer.

Tú  me has llamado a la vida,
para hacer de tu providencia el lugar del encuentro
de mis angustias y preocupaciones,
en la certeza de que nada esencial me faltará.

Tú me has llamado a la vida, Padre,
para evitarme ser esclavo del dinero
que pudiera hacerme tirano,
afanado por llenar mi granero noche y día.

A imagen de los pájaros y de los lirios del campo,
que escuchamos de tu Hijo, el carpintero de Nazaret,
me has llamado a  ocuparme, razonablemente,
del momento presente,
sin estar colgado a los agobios, a las obsesiones.

Desde ahora debo vivir volcando
en tu corazón providente
mis horas contagiadas de esperanza,
pero sin esperar  bobamente un milagro de lo alto.

Padre,  Tú que me has llamado a la vida,
déjate tocar por mis lágrimas hasta mi atardecer
y rocíame de coraje para no caer víctima
servil de señores engañosos,
porque Tú, y sólo Tú,
                   eres la providencia de mis días.