sábado, 23 de diciembre de 2023

BALADA DE NOCHEBUENA

Noche de Navidad. Noche de estrés,
día a día.  
Noche de palabras vacías,  
Noche de serpentinas heladas,
frías como estrellas jugando con la nieve.
 
Mientras…
Escalofrío ante los rugidos de las bombas,
ante el griterío de los hambrientos,
de  los sedientos.
Noche que silencian todos los ayes
de los hospitales, de los cayucos, de las prisiones.
 
Celofanes ingenuos y mentiras envueltas
en los consumismos idólatras,
eslóganes  compitiendo sobre el asfalto
humano…  
¡ante tanta conciencia dormida!
 
Mientras…
Entre codazos de gente veo a Manuel
“el Barbas”,
cabeza abajo, colilla entre los labios,
ropa a jirones,
y la mochila vieja en el dorso desgarrado.
 
Hombre bueno obligado a aunar
sus pasos sucios con los atajos
más mugrientos aún
de quienes llenan sus arcas
con la malicia del dinero.
 
Mientras…
Yo,  perdido en el tráfico, veo
faros anónimos gritándome por detrás...
¡Ay!, tengo que acelerar, sin paz.
Noche de prisas, sí, como todas las mañanas,
como  todas las tardes de luces prestadas.


“El Barbas” quedó atrás con su silencio,
el  viejo pasamontañas moruno,
la colilla ya apagada entre los labios,
los calcetines raídos de tanto caminar
por los helados fangos.

Mientras…


En el escaparate, a mi izquierda, asoma,
¡ay!, un hermoso Niño recostado en su sonrisa divina,
entre pajas ajenas… Y en el río de plata
se refleja al mismo tiempo
la sonrisa de Manuel, llena de esperanza.
 
Navidad aunque siga sonando en el vacío,
es Navidad, hermano mío, Manuel.
¡Siempre, siempre  es  Navidad!