miércoles, 15 de septiembre de 2021

RAI, POETA

 BAKER ST Ediciones acaba de publicar “El vértigo de la caída”, de mi amigo Raimundo Yáñez.

Lo he leído de un atracón, primero. Luego, más pausadamente, como se merece, lo he “rumiado”. Es un poemario que ya desde su portada no me ha dejado indiferente. Confieso que invita a leerse placenteramente. Desde los primeros versos condiciona las ganas de abrir nuevamente la obra y sucumbir a la tentación de volver sobre sus versos. Diría que es un poemario “icónico” cuyas imágenes literarias se procesan  silenciosamente sobre el cerebro del lector, dejando poso…

Hay libros que aburren, novelas que se resisten a seguir implorando su lectura. No es éste el caso. Es un poemario que engancha, yo creo que hasta a quienes no tienen el hábito de leer poesía. Son poemas que mueven al diálogo con el interior del lector. Y hasta la riqueza de las metáforas comparte espacios de interiorización con su autor.

¡Sinceramente, enhorabuena, Raimundo, polifacético! La portada, parte de tu arte mágico, lo dice todo. Has sido bien obediente a tus musas. Que no se duerma tu inspiración, amigo…

 

jueves, 9 de septiembre de 2021

LA SABATINA

 Dejar atrás la rutina diaria y sacudirse los agobios de tantos frentes que nos aturden,  es una práctica  saludable. Entrar en la zona del silencio  que nos proporciona   el  paisaje envolvente  de Valparaíso, facilita el encuentro  con lo más propio de uno mismo y sienta muy bien al alma  cansada. Esto es lo que propone un grupo entusiasta de seglares que, conocedores de la esencia histórica de la Abadía del Sacro Monte, ha conectado con su más pura tradición: Al declinar el sábado  se acogen  al  abrazo  de la “Tota Pulchra “, venerada con ternura  durante los cuatro siglos de andadura de esta gloriosa institución granadina. Describen las crónicas  que en la tarde de los sábados se practicaba el noble ejercicio de la Sabatina.  Numerosos  granadinos, reunidos en clima de oración,  gustaban la belleza de los salmos,  cantaban alabanzas a la  que “no tocó el pecado primero” y   procesionaban a las grutas, portando la tan hermosa como pequeña imagen de la Virgen de las Cuevas, de José Risueño,  mientras las letanías y el saludo  de la Salve resonaban por el valle. Es un acierto que estos   laicos, con el párroco al frente, hayan retomado  tan reconfortante  experiencia espiritual  que, por ahora, celebran los segundos sábados de cada mes a las 19 horas en la Colegiata. La invitación  que nos brindan, como un hito más del itinerario mariano  de la  Abadía,  reconfortará a los que asistan por devoción o por curiosidad.  Un evento que se repetirá el  segundo sábado de cada mes. Será como un aliento para subir al monte y bajar después a la ciudad con el alma más serena.