… pregonadlo desde la azotea.
(Mt. 10, 26-33)
No es
tiempo de temer,
mis
hermanos.
En
nuestras manos está su Palabra.
Palabra
que no tiene puertas
ni es
baúl bajo llaves,
ni es
tesoro que se esconde en cortijo.
Es
audacia que se predica desde azoteas,
es llama viva
que no
ceniza agostada.
Promesa
consumada en pleno día.
No es
tiempo de temer.
La fe
radicaliza nuestra fortaleza
de
discípulo
llamado
a ser eco sin fronteras,
por
encima de honores y poderíos,
en
medio de nieblas y oscuridades…
Porque
¡en nuestras manos está su
Palabra!