martes, 19 de noviembre de 2024

LA BIBLIOTECA DEL DARRO

 

                                                                  María Ángeles Cabrerizo (izda) junto a Mar Venegas, Premio Cervantes chico 2022

La Biblioteca municipal de Huétor Santillán ha sido distinguida con el premio extraordinario “María Moliner”, con el que el Ministerio de Cultura reconoce “los mejores proyectos de animación a la lectura en España”.  Un premio generoso que viene a revelar ese espíritu serrano que,  desde hace más de medio siglo,  ya en la persona de don  José Ayala, sigue inyectando savia  hasta  nuestros días. Y, ciertamente, la Biblioteca hueteña es un claro ejemplo en ese arte de promover y difundir la cultura.

Para navegar por el premiado mar  de la lectura, gozamos de una brújula, que desde hace diecisiete años, viene marcando  las convicciones estéticas literarias de nuestro enclave. Es María Ángeles Cabrerizo, bibliotecaria, que ha sabido descubrirnos el apasionante mundo del libro… Sus largos años pasados al frente de la Biblioteca municipal es el mejor premio. Pero que este municipio, que no llega a dos mil habitantes,  tenga “una de las diez bibliotecas más reconocidas de España por sus actividades de fomento de la lectura”, eso ya es un “premiazo”.  Y más,  si nos cubre el honor de merecer el prestigioso “Premio María Moliner”,  dotado con diez mil  euros.  

Es digno de todo elogio el cuidado promocional de nuestra abnegada bibliotecaria en la creación y seguimiento de la Biblioteca municipal. Es más. Todos los esfuerzos de promoción cultural en este pueblo, están en íntima simbiosis con la gestión cultural que desarrolla el también abnegado concejal de cultura, Tomás Pérez Cobos, como el disciplinado “Colegio Sierra de Huétor",  el fructífero “Club de Lectura Hildegarda”  y las diversas asociaciones que tanto enriquecen nuestra bagaje humano y cultural. Ello se manifiesta en la cantera de poetas, cuyo santo y seña lo marca el “Bosque de la Poesía”, que visibiliza un Huétor Santillán promotor del recién estrenado Concurso Nacional de Poesía… Lejos de todo chovinismo, nadie va a quitarnos el  derecho de soñar con ese aluvión de gozo y buenos deseos que supone nuestro  inmenso bagaje cultural.

El “Premio María Moliner”, como regalo institucional, se anticipa a los Reyes Magos, para cubrir las espaldas a un Ayuntamiento que, con su alcalde José Carlos Ortega a la cabeza, reivindica ante esferas autonómicas un edificio que albergue  adecuadamente  sus tres mil volúmenes y las muchas actividades de  adultos, jóvenes y niños,  devoradores de las bellas letras.  El Ayuntamiento en pleno ha de seguir ejerciendo, si cabe con mayor fuerza, el deber de ser mecenas del progreso cultural, rico y diverso. Una urgencia que,  unida a la necesidad ya inveterada  de una  nueva Casa de la Cultura, testimonie  el patrimonio humano  y cultural de nuestro pueblo serrano.

Nuestra admirada bibliotecaria ha hecho que el libro y su lectura se hayan convertido, paso a paso,  en algo profundamente lúdico, aficionando al lector hasta atraparlo gozosamente entre las cuerdas de su salud cultural.  Lejos de todo patrioterismo vacío, ella ha sido la creadora  de un bastión de comunicación, sin certificado de caducidad. Nuestra Biblioteca no será nunca  pasto del moho o de las telarañas, mientras desfile entre sus  estanterías gente con  hambre de lectura, con ansias de afinar nuestro lenguaje y nuestra conciencia crítica.  Con ella, bibliófila hasta la médula, se rompe la cortina del tiempo y se divisa un futuro halagador, con un libro, eso sí, bajo el brazo rivalizando con la  revolución tecnológica.

¿Un hándicap, sin embargo? Pues, sí. Nuestra Biblioteca hueteña  ha sufrido el “maltrato” de los presupuestos. El escenario literario está pidiendo salas de lectura, de diálogo literario,  de vivencias y contrastes intrahitóricos,  que diría nuestro inmortal  Unamuno.  Urge, pues, espacios donde leer sea siempre una tarea arduamente comunicativa… Es de esperar que este premio venga cargado de ilusión y esperanza.

Así, entre los pliegues de la memoria hueteña,  permanecerá el buen hacer  de una joven ilustrada construyendo puentes -¡labor de hormiga!- entre lectura y escritura, que ya hoy se aprecia en los escolares del “Sierra de Huetor”. Los pequeños poetas van más allá de su valor puramente simbólico… Y el río Darro, de nuestras entrañas, que lució oro en su primavera, ya podría  gozar de una digna biblioteca. La Biblioteca del Darro.

miércoles, 4 de septiembre de 2024

DESPEDIDA A MARÍA CASADO


 

En el pasado diciembre escribía yo  en Carta al Director, en Ideal,  sobre la exquisita deferencia de las distintas profesionales sanitarias de nuestro pueblo. Entonces decía que, en su exceso de responsabilidad, eran una garantía integral para quienes formamos la ciudadanía hueteña… Y esto venía a cuento de la falta de “perspectiva interdisciplinaria” en los trasladados continuos de los agentes sanitarios que no llegaban  a tener tiempo suficiente para empatizar con todos sus pacientes. Y así, nos topamos una vez más -¿por enésima vez?- con el proceso de sustitución del Servicio Andaluz de Salud. En tan poco tiempo hemos sufrimos continuos cambios rotatorios de los profesionales a los que no hemos tenido tiempo de llegar a conocer a fondo para abrirles el corazón según nuestras patologías. Y, si no se remedia, se repetirá también la “moviola” en unos meses: nuevas sustituciones y un nuevo error del Servicio Andaluz de Salud.

En estos días, la doctora María Casado Medina, nuestra médica de familia, también nos deja después de unos meses tras desempeñar una labor  encomiable. En adelante, su cometido va a ser ya otro, mientras aquí deja abandonada la batuta  de su grandeza profesional, en espera de nuevo destino.

Recuerdo que un amigo, cuando yo me despedí de él en Lyon, me dijo: “Cuando bebas agua, no te olvides de la fuente”. Eso es precisamente lo que pasa por las venas de nuestro pueblo al enterarnos de la despedida de María Casado, nuestra “fuente sanitaria”.  Ella, en tan poco tiempo, ha escrito páginas muy bellas de nuestras vidas clínicas,  la mía entre ellas, cuando he estado  cerca de pisar la línea roja de la salud. Nada es más noble que un corazón agradecido. Hoy he visto lágrimas de despedida en el consultorio.  Huétor Santillán siente la marcha de esta mujer de sonrisa abierta, rebosando empatía y aliento. Incluidas, confidencias enrocadas en cada enfermedad que diagnosticaba. Ir a su consulta era un placer mitigado, claro está, por la experiencia del dolor, del miedo ante el diagnóstico… Su sabiduría clínica resulta invaluable para nosotros, sus pacientes. Un “milagro de profesional”, como alguien dijo al salir de su consulta.

Cierto es que el pueblo se siente feliz por haber contado en épocas anteriores con magníficos profesionales de la Salud. En nuestra memoria y más en nuestro corazón  están personas de gran calidad humana y competencia profesional, que han generado profunda amistad hasta hoy. En el diccionario no hay palabras para expresar con mayor fervor nuestro agradecimiento a todos ellos. No así, digámoslo sin tapujos,  si hablamos de la Institución sanitaria oficial, que hace oídos sordos a  nuestras más que honestas reivindicaciones. 

Hoy, con la marcha de la doctora Casado, el pueblo ha contraído una nueva deuda vital con ella. En nuestros corazones laten ya vivos recuerdos:  desvelos, esfuerzos, sacrificios, entrega a su misión. Todo positividad, sabiendo conjugar el arte de la atención sanitaria con el arte de su humanismo testimonial. Ya decía Platón: "Donde quiera que se ama el arte de la medicina, se ama también a la humanidad". Y decimos de esta mujer que se ha ganado a todo el pueblo. Por su simpatía, su total disponibilidad y -¿cómo no?- su sabia destreza disciplinar. ¡Gracias a su trato humano y cálido!  El consultorio era un enjambre de alivio a su vera, hasta el punto de sentirnos muy cómodos en su consulta.

A  veces somos tentados a pensar que para el Servicio de Salud cada  enfermo es una bola de billar manejada por el taco adscrito a la arbitrariedad eventual de una negligente política de sustituciones....  Lástima que esta realidad empañe hoy nuestro adiós a María Casado Medina,  cargado de inmensa gratitud. ¡Inmensa! Ella seguirá siendo nuestra doctora.

 

sábado, 10 de agosto de 2024

LAURA

             Hoy, ya anciano, abro el libro de mi memoria… Y ella, Laura, sale en cada latido de página. Como cuando allá en aquella película de Marisol, en el Cine Avenida, me sonrió, apenas catorce años de nuestras primaveras. Ella, nerviosilla, un tanto azorada. Y yo, jugando al atrevido. A nuestro lado, Cheché y Aurita sonreían. La película era la nuestra, no la de la pantalla. Ellos nos habían pagado las entradas, unas pesetas en butaca. 


            ¡Bien sabían de nuestras miradas cruzadas en el aula de Don Manuel, maestro y poeta,  cuando nos leía sus propios poemas de amor en las clases de Lengua! Al salir del cine, tarareamos “Corre, corre, caballito… que  lleguemos tempranito”,  como dulce premonición. Y así un día, y otro y otro. Si no era en el cine de cualquier otro domingo, era en el Parque de Amboage las tardes de algunos sábados o era en el Cantón de Molins  en otros tantos ratos de sábados. Entre sus amigas, ella desertaba de la comba o la rayuela sobre la calle Magdalena, por donde no pasaba ni un coche, bajo la disculpa de ver el partido de los chicos en el Sánchez Aguilera. Sabía que allí estaba yo.  ¡Cómo simulaba su gozo al verme driblando a Carlos, mi rival del balón y del corazón! Nos mirábamos furtivamente con sonrisa cómplice, como la de la Marisol de la película.  

            Éramos buenos estudiantes. Por eso, nuestros “tonteos”  (¿tonteos?), no llegaban a nuestros padres. Y, si aún  íbamos a las reuniones con el Padre Ángel que  nos hablaba de esas cosas bonitas que pasaban  a todos los adolescentes, tanto mejor. Bajo su consejo devoramos los libros de Michel Quoist… Entre los apuntes de clase con qué secreto nos intercambiábamos los poemas de Bécquer, arreglándolos a nuestra manera para aparecer como autores. ¡Atrevidos plagios los nuestros! También hurtábamos versículos bíblicos del “Cantar de los Cantares”.  No soportábamos las clases separadas. Es más. En el Instituto subíamos a las clases y bajábamos  por escaleras distintas. ¡Qué rabia!… Pero, bueno, buscábamos los lugares comunes fuera de las aulas, para seguir los temas juntos, bajo santo juramento de que estudiábamos. Entonces no había eso de San Valentín. Pero lo intuíamos cada día que nos veíamos. ¡Cuántos Cupidos pintábamos en nuestras libretas! Recuerdo aquel papel a rayas en el que le dediqué mi primer poema. ¡Tardé una eternidad en componerlo! Decía: Amor por ti siento, / y  decir que sin ti me muero, / jurarlo podría. / No es vana poesía, / no, no miento, ni me excedo./ Mas me asusta demostrártelo/ por miedo, mucho miedo/ a tu sufrimiento... Su respuesta no tardó. Bajo el complot de Aurita, sobre papel rosa, escribía: Nunca en mí/ habrá sufrimiento/ mientras de ti/ venga amor sincero, / que tampoco yo miento.  Aquello hizo sentirnos otros Bécquer. Yo lo guardé como oro en paño, releyéndolo día tras día, en total secreto. Hasta que traicioné, sin saberlo ella, mi compromiso.  Se lo enseñé al  Padre Ángel, y ¡qué alivio!... Se sonrió y me dijo que nada de eso era pecado. Al contrario, que todo era muy bonito.

            En mi libro de cada día sigo leyendo memorias pasadas, de bonanzas compartidas. Y leo que el trabajo del padre de Laura impuso su mudanza de barrio, bien lejos: nuevas amigas, nuevo equipo de fútbol, nuevo cine, nuevas calles donde saltar a la comba o jugar a la rayuela.... Entonces, el teléfono era un lujo, además no había SMS, ni “wasás”… Aquella distancia impuesta me hizo pensar que había perdido la luna en mi desierto. Que el cauce de mi amor perdía caudal en los entresijos de sus nuevas amistades. Lloré. También supe de sus lágrimas. Pero la suerte fue que la catequesis y el Instituto seguían  uniéndonos a pesar de la distancia, y en la madurez. Ya no nos veíamos tan “tontos”. Es más, nos adentramos en el mundo scout y aprendimos a amarnos mirando hacia los demás. Nuestras manos seguían entrelazadas, coquetas, pero ya con paquetes de arroz, azúcar y muchas cosas más por medio,  con destino al Asilo de Ancianos.  Ella menos nerviosilla y yo menos atrevido, fuimos descubriendo que el valor de aquella vida de adolescencia corría igualmente  por sus venas con el mismo color que las  mías…

            El mundillo universitario nos alejó de nuevo. Ella, Magisterio. Yo Psicología… Sólo de tarde en tarde, dos soles de carteros calentaban nuestras ilusiones con las cartas, que en sobres bien cerrados nos enviábamos, y ellos, cumplidores profesionales, nos entregaban a escondidas. Y así días, meses, y más meses.  Hasta que, confabulados, duendes y hadas nos persiguieron de nuevo. Y la luna brilló redonda y lozana, testigo de un casual reencuentro, milagro del azar, en torno a unos crêpes dulces como la vida cuando mira al cielo, en el restaurante universitario. Se cantaba ya la Navidad. Ella, para sorpresa mía, abrió su diario fecundo a lo Bécquer. Y yo, allí mismo, escribí sobre una servilleta tan rosa como el papel rosa de sus versos de niña: Hoy me he topado con la flor/ que vacía la inmortalidad de mis penas./ He encontrado la boya de mar/ que flotará perenne a mi lado/  Y surgió el amor en términos de proyecto en común.  Desde aquel día, Anita su nueva amiga, fue mi gran aliada.

Días más tarde, -¡quién lo dijera!-, coincidí con Carlos, caminante de múltiples veredas, tras el examen de grado. La distancia y el tiempo hicieron sus milagros. Y fuera en el mismo jardín universitario, bajo un milagroso sol tórrido,  cantamos juntos: Lady Laura, abrázame fuerte, Lady Laura, llévame a casa, Lady Laura, y cuéntame un cuento, Lady Laura.   El cuento lo leí en sus ojos, ojos de vivo azabache, y en esa goleta de amor, nos embarcamos aquel día despreocupados de qué puerto partía y qué singladura nos esperaba. Pero zarpamos sabiendo que el amor sigue creciendo en alta mar.

Así, hoy, los dos ya ancianos,  escribimos en común  nuevas páginas, rodeados de hijos y nietos. Todos felices… Y reímos, reímos recordando todavía aquella película de Marisol, en el cine Avenida. 


miércoles, 24 de julio de 2024

DIA MUNDIAL DE LOS ABUELOS

 


EL ABUELO

 

A Paco Cambil, animador

de nuestro “pasaje” jubilar.


Abuelo, álamo frondoso a la vera del río,

tierna sonrisa que rastrilla mil recuerdos,

piel arropada en la estantería de la vida.


Es vejez que atesora paz y calma,

atardecer en la sierra de nieve y sol calada,

camino rehecho de ilusiones truncadas.


Escuálida edad envuelta en mil caricias,

ADN tenaz a los embates de muchas arrugas,

alma que hurga en la esperanza del Cielo.


Al cumplir su ciclo en la tierra,

la vejez canta a la muerte como a la vida

y sigue dibujando estelas en el mar.


Ante la brisa que anima a izar las velas

y ante el hueso invernal del tiempo,

¡feliz el abuelo cuya corona son sus nietos!



                        Versión ao galego 

de meu amigo Manuel Regal, teólogo e poeta lucense. 


 Avó (avoa), carballo vizoso en terra farturenta,

sorriso tenro que anciña mil lembranzas,

pel arroupada nos estantes da vida


É vellez que atesoura paz e calma,

atardecida na serra de neve e sol calada,

camiño refeito de ilusións fanadas.


Esguízara idade envolta  en mil caricias,

ADN teñaz aos embates de moitas enrugas,

alma que furga na esperanza do Ceo.


Ao cumprir a súa xeira na terra,

a vellez cántalle á morte coma a vida

e segue debuxando ronseis no mar.


Ante a airexa que anima a izar as velas

e ante o oso invernal do tempo,

feliz o avó (a avoa) que nos seus netos ten coroa.


miércoles, 8 de mayo de 2024

PARAD EL MUNDO QUE ME APEO

 

Se ha dicho que la verdad es la primera víctima de todas las guerras. Cierto. Es que esa verdad  se circunscribe a un espectáculo circense  inmenso cuya carpa hoy se extiende  desde  Burquina Faso, Sudán, Nigeria, Yemen, Siria, Irán… hasta la Franja de Gaza y la invasión rusa sobre Ucrania. Y eso sin contar con las trágicas decenas de  conflictos armados esparcidos por nuestro ancho mundo.

 El pasado siglo XX, a pesar de su florecimiento industrial y, en general, cultural de gran trascendencia, sufrió el embate de una gigantesca  revolución geopolítica en términos de  inestabilidad internacional, tensiones y conflictos militares, terrorismos, magnicidios…  A la primera Guerra Mundial siguió el auge de los fascismos en Italia, España, Yugoslavia y Alemania. En nuestro país, la Guerra Civil dio paso a la dictadura franquista. En 1939 la Segunda Guerra Mundial fue sembrando decenas de millones de muertos. En 1949 suceden sangrientas contiendas civiles en China, Corea, Vietnam… A ello hemos de unir la presencia de ETA en España y del IRA en Irlanda del Norte.  Hoy vemos cómo el fantasma del pasado reverdece con desgarro emocional inquietante.

 El pasado 4 de abril, en Ideal,  observábamos con inmenso dolor una imagen del impacto de un misil sobre un convoy que circulaba por Gaza con fines humanitarios, y que acabó con la vida de siete empleados del World Central Kitchen. Dicha imagen cobraba aún mayor estupor al contemplar a seis niños que observan de cerca la escena de la tragedia  convertida en “normalidad”. Escenario de locura global que ya casi no estremece. ¡Es algo tan natural…! Buena razón para “apearse de este mundo”  a instancias de  Groucho Marx. La estupidez humana hace centena de tiempo que ha puesto precio de derribo a nuestro planeta. Así, a diario,  consumimos noticias como una sucesión de sainetes trágicos, casi sin cambios de decorado que aprisionan el alma ciudadana al ver que no hay más salida a los diversos laberintos creados por la propia raza humana.

 Cuando veníamos sufriendo dos largos años de barbarie rusa sobre Ucrania, la crueldad más bárbara de Hamás, movimiento terrorista de resistencia islámica, se cebó el pasado 7 de octubre sobre la población indefensa de Israel. Una operación de odio ya crónico se convirtió en nueva noticia con la respuesta contundente y desmedida  por parte del ejército sionista. Los misiles demostraron  no “entender” de ancianos, niños o mujeres… ¡Así hasta hoy!  Albert Camus que definió la vida como algo absurdo, en “El mito de Sísifo”, no nos eximiría hoy de la desesperación ante el cuadro que se dibuja en nuestro planeta con amenazas nucleares incluidas. "El absurdo es el concepto básico y la primera verdad", diría.  

 La acción de Hamás fue absolutamente repudiable por su siniestra atrocidad. Pero, por otro lado, la opresión que los gobiernos de Israel, sobre todo bajo el mandato de  Benjamín Netanyahu, han ejercido sobre el pueblo palestino ha sido trágica, brutal…  La convivencia humana en la paz está más amenazada que nunca. Y, por extensión, el proceso de paz mundial está agazapada bajo una violencia cronificada sin medida.  El recurso a la fuerza, anestesiando toda posibilidad de diálogo, termina perpetuando en el poder  a los regímenes totalitarios. El caso más claro lo tenemos en Rusia con Vladimir Putin, con amenaza nuclear incluida. ¿Será posible encontrar alguna razón a tanta sinrazón? Estamos ante la degradación de lo humano. No en vano, Netanyahu, pretendiendo justificarse, ha querido comparar a los palestinos con los amalequitas del  Antiguo Testamento,  citando el pasaje de Samuel, (I Sam, 15:1) en el que se ordena exterminar al pueblo de Amalec.  Así pretendía  legitimar el exterminio indiscriminado sobre Hamás, bajo apología religiosa,  lo que ha sido condenado drásticamente por la comunidad internacional. Sin embargo, en Isaías, uno de los cuatro profetas mayores del Antiguo Testamento, leemos que “no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (cf. Is. 2,4). Y una vez más, en medio de esta desolación mundial, la voz del Papa Francisco clama: “Ninguna guerra justifica la pérdida de un ser humano”.

 Sabemos que “el Derecho Internacional establece como principio básico que los Estados tienen prohibido usar la fuerza para resolver conflictos internos o externos”. Pero a la hora de la verdad, esto es papel mojado. Ya no hay límites… ¡ni siquiera con la necesaria proporcionalidad! No hay reglas por mucho que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres,  haya recordado que  "los civiles deben ser protegidos en todo momento y nunca utilizados como escudos”.  Es el caso de Hamás. Pero, por su parte, Israel ha violado principios fundamentales de humanidad,  como es infringir a la población árabe un castigo colectivo, indiscriminado, creando miseria en la Franja de Gaza. Las voces lo tachan de crimen de guerra. La situación, sin embargo, entraña una enorme complejidad geopolítica.

 Confiemos en que “el mundo” de Groucho no se detenga para que nos bajemos, pues los humanos somos más resilientes de lo que parece. Y, parafraseando a Kant en “Sobre la paz perpetua”, esperamos que se aniquilen por completo las causas existentes de futuras guerras posibles.

viernes, 19 de abril de 2024

OPERADORES DE MERCADO

 


¿Ha comenzado el desguace?  ¿La franquicia ha sido saldada en la escena política? Los “dramaturgos” de turno ya están a punto de arriar definitivamente el telón tras el ensayo teatral interpretado on line desde Waterloo... No diré que España “se está acabando”, parafraseando a Scout en “Matar a un ruiseñor”, pero hondamente sensible a la repercusión nacional, sí diré que se está amputando lentamente la democracia en España.

Arietes ubicados en diversos puntos cardinales de nuestro país juegan a derribar el Estado de Derecho huyendo del “dispensario de salud” que es nuestra Carta Magna. Nuevos repuntes de la agresividad sociopolítica  ya casi llegan a emular  los enfrentamientos civiles de nuestra triste historia un tanto lejana, aunque no desgraciadamente olvidada. ¡Gracias que las Fuerzas de Seguridad se mantienen unidas bajo el mando común de un Rey con gran sentido de Estado y un Servicio judicial en su mayoría conscientemente imparcial!

Cierto que en nuestro país hay más problemas que Puigdemont y una amnistía que sigue marcando la agenda política, ¡increíblemente! Sí, en España la sanidad, el agua, el paro, la educación, la vivienda y muchos etcéteras son razones inquietantes para vivir preocupados, pero todo ello no deslegitima la lucha por la "lealtad constitucional” tan denostada desde el chantaje vil que vienen sufriendo nuestras instituciones democráticas. El problema está más allá de la anécdota de un fugado de la justicia pautada sobre el escenario de la consciencia histórica. ¿Habrá “barra libre” para los desertores, habidos y por haber, de la unidad constitucional, y,  por ello, de la convivencia nacional?

No quisiera ser la palabra que nunca debí pronunciar en el lado más cruel de la vida sociopolítica de nuestro país: ¡Estamos condenados al desastre!  Pero en la jungla parlamentaria se eternizan las mentiras o sus eufemismos, “los cambios de opinión”. El viento favorable no lo acusan quienes no quieren –o no saben-  remar al unísono… Un velo sutil envuelve la embarcación, mientras la esperanza ante la incertidumbre sociopolítica se muestra cosida al dolor de cada día de tantos  “españolitos” desbordados por el paro, la inflación, la problemática agraria, el proceso a las mafias que trafican en nuestros mares,  las deficiencias de la sanidad pública… y todo en medio de un panorama trágico de desolación y hambre, bajo misiles y drones mortíferos.

El grave deterioro institucional de nuestro país sigue su proceso de incubación  en la propia bancada azul que le lleva a “levantar muros”, metabolizando los nutrientes políticos a golpes de mentiras y compensaciones  desleales, con peligro de recrear las dos Españas de otro tiempo, el más desgraciado que ha conocido nuestro país. ¿Tragedia?  Se ve a un gobierno con “respiración asistida”, escudándose en  insultos a jueces y magistrados: ¡cacería de jueces! Y hasta, últimamente, hemos asistido a la incongruencia ética de un presidente que, liado a sus preocupaciones electoralistas gallegas y otros afanes propagandísticos,  no ofreció ni un minuto de silencio por los dos muertos en el mar andaluz del honor y el trabajo. O acosado por los delirios independistas de un  prófugo que se autoproclama  “exiliado de la opresión” y que ya prepara maletas para volver victorioso a bordo (¡tal vez!) de un Falcon.

Lo cierto es que nuestro país atraviesa una de las crisis  más profunda de su historia… Desde la disensión se puede, y se debe, defender las propias ideas hasta el hartazgo  y con pasión, pero nunca abrigando la pretensión de “vender  la piel de toro por un plato de lentejas". ¡Dichosos votos! No sería descabellado obligar a más de un político a someterse  a una sesión de psicoanálisis social.

Urge, pues,  salir de esta fase parlamentaria agónica y evitar que “los locos guíen a los ciegos”, según  Shakespeare en  “El  Rey Lear”. ¿Qué hacer ante el acoso a nuestra Carta Magna que nos focaliza la vida?  Últimamente estamos asistiendo a la debacle del más elemental sentido ético de la política. ¡Trama rusa incluida!

Por higiene democrática y decencia política no entro en demonizar a nadie antes de que la Justicia dé su veredicto. Pero el seísmo del caso Koldo hace tambalear la "chaise politique", a pesar de que los presuntamente corruptos traten de atrincherarse en la denuncia de  “huellas” en el bando opositor,  envenenando, con la falsedad que les caracteriza,  la convivencia social.

Me siento en desafección ciudadana, agazapado entre la crispación reinante. No pretendo dramatizar ni enredarme en polémicas inútiles, sino servir de altavoz de la calle. El “puzzle” nacional no goza precisamente de buena salud. Las piezas no acaban de encajar para surtir el efecto gozoso de una sana convivencia. Aunque de ningún modo  son desechables. Todas las piezas del puzzle son indispensables.  Pero obligadas a pasar por una metanoia política engarzada en la verdad sincera y en el deseo de lastrar los sentimientos adversos. Todos debemos de  contribuir al bien común, como aspiración nacional. Y, en concreto, los políticos deben sentirse fieles administradores de la democracia, y no simples operadores de mercado.

domingo, 31 de marzo de 2024

RECORDATORIO

 

Domingo de Ramos. Mc 11,1-10

El Maestro empieza con signo triunfal. Memorial de una muerte necesaria. "Conviene que un hombre muera por el pueblo".  Jesús evoca la profecía de Zacarías, cruzando los umbrales de la ciudad santa, montado sobre un asno. El enviado humilde de un Dios cuyo poder es el amor. ¿Reivindicación mesiánica? ¿Provocación? ¿Canto a la no-violencia a pesar del sangrante compromiso con los perseguidos por ser justos, con los limpios de corazón, con los misericordiosos, con los hambrientos y sedientos... 

Lunes santo. Juan 12, 1-11

Jesús en Betania, casa de Lázaro. Su hermana María unge los pies de Jesús, como premonición de la muerte del Señor. Protesta interesada de Judas. No tenemos a Jesús físicamente, pero tenemos a los pobres que son su  imagen viva. Hemos de ungir con aroma de amor sincero a los más débiles de nuestra sociedad.  Sentido testimonial de la Gran Semana.

 Martes santo. Jn 13, 21-38

Traiciones, abandonos... Judas, Pedro, el resto de los discípulos.  Se acerca la cruz y con ella la muerte. Máximo servicio, máximo amor. Y máximo distanciamiento nuestro. Nos va más las liturgias y el folklore, y menos el Evangelio. Nos va más las "perras" en los bancos, que en las manos de los nazarenos necesitados. Nos va más el apego a los "poderes", que nuestro abrazo radical a la Cruz.  Confiamos más en nosotros mismos, que en Él. Tenemos muchas "capas", que nos hacen impermeables a su gracia...

Miércoles Santo. Mt 26, 14-25

Treinta monedas de plata. Ceguera espiritual. La traición es cuestión de conciencia paulatinamente deformada. Nos obstinamos en nuestro propio Yo...  "Uno que puso la mano en mi plato": la infidelidad perseveró hasta el fin.  ¡Treinta monedas!... Por "menos monedas" aún traicionamos hoy a Jesús los cristianos cuando nos acurrucamos a la sobra de los templos y sus guardianes, descuidando las periferias donde aguardan desde siempre los verdaderos "templos humanos". No sabemos o no queremos discernir.

Jueves Santo.  Jn 13; I Cor. 11, 23-26

Mi vida irrumpe en la vida de Jesús. Es la llegada del Reino. Si hay algo que contagia de verdad es el entusiasmo por su Palabra y el Pan partido entre hermanos... También, agua en la jofaina y toalla ceñida, ¡para tener parte con Él! No hay otro camino. Servir. Y compartir el Pan y el otro pan. Y amar como Él.  Solo así somos pasión por Dios y entrega sin reserva a todos. En la Cena, Jesús  se reafirma en su decisión de ir hasta el final. Fidelidad al proyecto del Padre. "Haced esto en memoria mía" Nosotros nos reafirmamos en nuestra opción de caminar sobre sus pasos. Abandonar en sus manos nuestra vida para intentar vivirla hasta las últimas consecuencias... Los signos del pan y el vino condensan la hondura de su fidelidad al Padre. ¡Y la nuestra!

Viernes Santo. Jn 18 y 19.

Traicionado. Y nueva oportunidad: ¡amigo! Pero Judas, perdido, no lo entendió. Se hundió en su propia seguridad. Mientras... el Cordero fue llevado al matadero: "Padre, ¿por qué me has abandonado?"  El Profeta fracasado. Dios no lo libró del dolor ni de la muerte... Y se dispersó el rebaño. En el silencio de todo dolor, Él va por delante. Para eso vino: para bajar a la profundidad de nuestras miserias. He ahí la clave. Jesús no fue ajeno al dolor humano. Misterio. Dios callado y escondido en medio de la fidelidad del Hijo nazareno. "Conviene que un hombre muera por el pueblo"... "Padre, en tus manos pongo mi espíritu". Y dicho esto, expiró. ¡Hasta las últimas consecuencias!... Argumento definitivo a favor del amor. Y alcanzó la plenitud. "Sé de quién me he fiado".

Sábado Santo. Jn. 19, 38-42

El velo del templo se rasgó... como el alma de María. Y Él, en el sepulcro nuevo de Arimatea. La Nazarena, rehén de la soledad, nos acompaña en esta infinita soledad del mundo... Pero su soledad no es silencio cómplice. Su corazón late tras la piedra mortuoria, como ayer al pie de la Cruz. Fue también su hora. Esperanza en la Luz nueva, mientras el corazón del mundo vive expectante. El grano de trigo que muere da mucho fruto... Un proceso de novedad anunciada se está gestando. ¡Confianza! La vida se encuentra cuando se pierde por los demás. Misterio de Abbá entregando a su Hijo. Y María asumió el dolor.  Su mirada en lágrimas es luz en nuestro camino. El sentimiento nazareno de orfandad  es plenitud de vida. Nada está perdido: "al tercer día..." ¡Su promesa! Y Ella a nuestro lado, apretando nuestra mejilla. "Mujer,  aquí tienes a tu hijo".  

 

Domingo de Resurrección. Mt. 28 


La noche no ha podido contenerse, toda la oscuridad se rompió con su Luz. La muerte ya está muerta. Todo se ha cumplido. El sepulcro vacío ya no habla de ausencia, sino de Vida. Compromiso y misión. La Pascua reemplaza la angustia por la certeza de la resurrección. Ya, por fin, la muerte no tiene la última palabra, a pesar de la fragilidad humana, del sufrimiento, de la enfermedad, del horror a la pólvora y a la guerra, a la tortura, al exterminio, al hambre... ¡Crueldad, y todo crueldad!  Tomamos fuerzas en Él, devuelto a la Vida. A la esperanza. Al coraje. ¡Cristo ha resucitado! Hoy resuena en todo el mundo que "la piedra" ha sido removida definitivamente. El fin de travesía inhumana da paso a la esperanza de una comunidad nueva, de horizontes nuevos. De infinita expectativa: ¡No está aquí, ha resucitado! Cambiamos el luto en danza. Aleluya, lo encontraremos en la Galilea de todos los tiempos. En la “periferia”,  junto al pobre sin techo, sin trabajo, sin tierra. En la vida dura de tantos hermanos, lastrada por tantas caídas. Él está ahí, tras su aparente fracaso. ¡Él vive, aleluya! Nos invita a asumir el reto: "Id por todo el mundo…"