GRATUIDAD
¿O vas a tener tú envidia
porque yo sea bueno?
(Mt. 20, 1-16
Señor, eres escándalo en tu gratuidad divina,
que es lo mismo que decir en tu bondad infinita.
En tu viña premias a los últimos como a los primeros.
No fijas horarios. Llamas simplemente,
indistintamente,
desde la madrugada hasta la puesta del sol,
bajo el único diseño de una justicia
amasada en la gratuidad de tu amor
y en la disponibilidad de nuestro corazón.
Tu palabra deja claro que no estás encerrado
en la estrechez
de nuestras miradas preñadas de recelos y suspicacias.
Que Tú no entras en el juego torpe,
humano,
de últimos y primeros.
La gratuidad de tu bondad nos revela
que la viña es tuya
y es nuestra la tarea,
y que nuestro denario, ¡el mismo para todos!,
es gozar a tu lado,
lejos del tufillo de méritos y laureles.
¡ Has contado con nosotros!
y… eso es lo importante.
Que el soplo de tu Espíritu no nos falte
para seguir empujando el arado,
sea en el amanecer, sea en la hora undécima,
por cañadas espinosas,
o en las praderas de tu gracia.
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