José se levantó, cogió al niño y a su madre…
(Mt. 2, 13-15)
Como José…
Él,
acosado por las dudas,
fue
un reguero de confianza.
Abrumado
por la persecución,
se
aferró al cayado de la fe,
y
asumió el destierro hasta la nueva noticia.
Él fue audaz obediencia.
Como María...
Ella,
asomada a su humildad,
cultivó
la grandeza de Dios.
En
el silencio de su fe,
fue
génesis de la humanidad divina.
Fue
audaz sumisa.
Como Jesús...
Silente
en los brazos de la huida,
Él
se asomó al universo de los expatriados,
pacientemente,
hasta
su retorno al Israel de los profetas.
Fue
audaz nazareno.
Como ellos, en familia,
nos hacemos testigos de la verdad,
escuchando el clamor del cielo
desde la tierra,
clavados siempre en la tierra.
Un ejemplo de humidad !!!
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