CARTA
A SILVIA Y JUAN JESÚS
Hijos, conocéis la locución
latina Alea jacta est (“la suerte está echada”), atribuida a Julio César al
cruzar el Rubicón. Muchos españoles, como vosotros, la repetiremos a partir de
las ocho de la tarde de mañana, domingo electoral. Pero hoy, en la jornada de
reflexión, esa suerte está todavía pendiente de unos sobres que esperan las
urnas… Estamos ante una decisión histórica, por lo mucho que nos jugamos en
estas elecciones. Más allá de nuestras fronteras, la expectación se ha
globalizado. Hoy, hablar de “decisión histórica” no es, pues, un mantra más para
la liturgia del voto. Es la fiel realidad a la que estamos sometidos los que
pisamos a diario nuestro país.
Nos convoca una decisión histórica que
nos obliga a reflexionar con profundidad y honor, lejos de las anécdotas,
chascarrillos, promesas, insultos, transgresiones del clima social creado
durante la campaña electoral sometida, en no pocos casos, a pelea de gallos. Estamos,
hijos, ante una decisión histórica que cambiará con enorme definición el color
de nuestra “piel de toro”. Nos jugamos mucho en estas elecciones. Es el momento
de tomarnos en serio nuestro futuro, ante promesas que nos embaucan. Pensad en
Hugo, vuestro hijo…
Somos el gran pueblo que va a hablar
mañana desde las urnas. Que vuestra decisión, y la mía, sea reflexiva, honesta,
libre. Que no se deje timar por las palabras cautivadoras de cuantos disimulan
antes las cámaras la defensa del estado de bienestar que nos pertenece. Subyace
un lenguaje subliminal bajo sus
promesas. Pretenden vender lo que jamás han comprado, o sufrido, lejos de los
verdaderos valores. Sed cautos, inteligentes… Y que vuestro voto clame humanidad
y concordia.
Besos, papá.
Bonita reflexión
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