… Jesús se presentó en la orilla
(Jn. 21, 1-19)
Soy
un triste vagabundo, Señor,
tumbado
en la noche.
Encallecido
de pies y manos,
y
el corazón en soledad,
sin
pesca en mis redes de tantos días…
busco
la luz de tu brisa en las olas
de
mi mar.
Abandoné
ayer mi aparejo en la orilla,
mi
ilusión también en la orilla descuidé
desorientado…
con
el recuerdo de unas espinas,
con
el crujido de una lanza,
con
las lágrimas de la Madre junto al madero.
Errantes,
como yo, sobre la arena,
Juan,
Santiago, Natanael, Pedro…
descargaban
sus penas de la noche sin pescar.
En
la orilla de todas las edades,
Tú,
mi Galileo, siempre estás,
escondido
en la silueta nueva,
invitándonos
a la mar.
…
He despertado de mi noche.
El
triste vagabundo es hoy
arriero
madrugador que busca de nuevo
la
orilla
¡para lanzarse a pescar!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario