...convidadlos a la boda.
(Mt. 22, 1-14)
Bodas del Hijo. Un festín.
Multitud de invitados al banquete real.
Y multitud de excusas
instaladas en la vida cómoda,
y ciegas.
¡Necedad de necedades!
Tu festín clama de nuevo en calles y plazas,
en el corazón de la morralla,
presa de hambre y andrajos.
Y has llenado tu sala de comensales,
saliendo a las encrucijadas erráticas de la vida,
haciendo de tu Evangelio la médula de festín.
Señor,
me despistaron otras bodas...
Dame
una nueva oportunidad de ser comensal
de tu festín,
¡que yo iré vestido de fiesta pascual!
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