Haití, Afganistán… La tierra se mueve como se
mueven las metralletas. El panorama es desolador, y el desánimo detiene,
paraliza. No es camino para la esperanza, a primera vista. Pero merece la pena
seguir intentando humanizar el mundo en que vivimos, transformar la tierra en
cielo, pues el Maestro tiene palabras de vida eterna. Las palabras que más esperanza nos dan...
¿DESESPERACIÓN?
El desánimo
detiene, inquieta,
no es de
flores sembrado el camino,
mientras se
arroja pólvora sin tino
sobre
inocentes afganos. ¡Cruel meta!
Paraliza el
desánimo, aprieta,
y más, estalla el corazón genuino
cuando un
terremoto, vil asesino,
mueve la
tierra cual frágil loneta.
Hechos
que mutilan y no renuevan
la
esperanza en tierra de vida y luz…
¿Estigmas
mortales que sobrellevan
miriadas
de inocentes con tal cruz
que ya ni a
Dios, santo y trino, conmuevan?
¡Nuevo amanecer se augura al trasluz!
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