Para Gabriel,
amigo y futuro.
Bajo el olivo, una hamaca cuelga de su rama
y del muro. Sobre los trenzados hilos fuertes
veo ya las primeras estrellas tintineando,
suspendidas de las hojas canas, semioscuras
que son verdes, verdes, muy verdes.
Es ya noche. La luna escondida discretamente
respeta mis ilusiones. Y sueño, como ido…
Las hojas de olivo, austeras, desnervadas, secas,
amarillentas sobre la tierra ya han cumplido.
Es momento de medir, enmendar, de soñar...
Más hojas extasiadas escudriñan el cielo,
mientras me balanceo bajo el negro tupido
de la noche y el tupido fértil del olivo,
varada mi alma en la esperanza.
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