A Mari Luz Escribano
en su jubilación,
y con la pena
de no haber sido su alumno.
Sigue, amiga, poeta fecunda…
Arrullando palabra nueva,
tú que eres granada madura.
Rezumando gracia joven,
que de buena salud goza tu pluma.
Remallando la esencia escarlata
que hambrea nuestro paisaje.
Sigue tu via …
Denunciando la suciedad que en nuestra cofradía
bulle, tú que eres recato, decencia pura.
Potenciando el ingenio atrevido de tu lucidez,
tú, brisa de primavera.
Manteniendo el estilo de tu fantasía,
tú, medida en ternura.
Sigue, amiga, en tu dulzura…
Expoliando toda jarana,
que tú eres contemplación, silencio.
Purgando el harén de tanto vacío,
tú, casta estética de amor a la vida.
Increpando a la arrogancia,
tú, manantial antológica de llaneza.
Sigue, poeta, con destreza…
Rompiendo las ataduras del tiempo,
tú que eres nudista de tus propias huellas.
Sigue acunándonos, que somos el niño
que escucha siempre, siempre, tus nanas bellas.
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