Muy querida Pili, mi
Alcaldesa:
Las pasadas
elecciones han sido un ejercicio de democracia, por tanto de libertad y
honestidad de voto. Muchos, sin duda, hemos ejercido nuestro derecho prescindiendo de siglas
partidistas, confiados sólo en la persona designada para regir los destinos municipales.
En este caso, tú has sido propuesta, entre otros. Y tú, finalmente, has conquistado, no el "poder", sino el "servicio" a nuestro pueblo, como digna alcaldesa… De ahí, esta carta abierta.
1.- Antes de nada ¡felicidades!
El pueblo ha hablado y ha decidido. Y tú has sido investida del bastón que va a
dirigirnos y servirnos durante los próximos cuatro años. Tú hoy, tras tu
investidura, representas lo más generoso y lo mejor de la política, que es el
compromiso a favor de “todo” el pueblo, de los que te votaron, o no te votaron
o se abstuvieron… ¡De todos! Esto alimenta mis mejores deseos de verte siempre
decidida a alejarte del turbio engranaje del poder, practicando una política
digna de tal nombre. Una política profundamente humana con alma profundamente
sensible. Deseo verte siempre ajena a las servidumbres de la “casta política”.
No te inquietes, si tu gestión no ocupa las páginas de nuestros periódicos. Tu
gestión ha de ocupar -¡siempre!- las primeras páginas del corazón de tu pueblo.
Tú eres, como
alcaldesa, la primera “concejala” de tu gente, y, por etimología, “conciliadora”. Eres "la primera edil" de nuestro Ayuntamiento, y edil viene de
aedes, casa. Cuida, pues, de nuestra casa común. Y si alcalde significa
en árabe "juez", deseo que practiques justicia a favor de todos, y más de
los más débiles. Es el máximo bien común posible, sobre todo, si va unida a la paz
ciudadana, lejos de los “dimes
y diretes” vecinales.
.
2.-
Pili, no te encierres en tu recién estrenado despacho. Las calles y los caminos de nuestro pueblo medirán los
compromisos de tus promesas. Tus ofertas electoralistas que se no queden en
promesas, como es costumbre en la insana política. Escucha el paro en el pueblo, que es la dictadura de la pobreza imperante en nuestros rincones. En la lucha por el empleo es donde se va a probar la
autenticidad de gran parte de tu gestión municipal. La solidaridad
debe ser un rasgo central de la democracia municipal que deseas para
nuestro pueblo. Yo también lo deseo de todo corazón.
3.- Desearía que
abrieras el Ayuntamiento a una mayor participación ciudadana. Democratizar nuestro Ayuntamiento pasa por
multiplicar las formas de participación y gestión populares. Por ejemplo, a
través de referéndums al estilo de los ayuntamientos suizos, donde la consulta
ciudadana es obligatoria, sobre todo en casos relevantes.
4.- Finalmente, desearía
que urgieras ofertas para la convivencia juvenil y la cultura. Potencia, en la medida de las
posibilidades, las diversas actividades de la realidad asociativa -¡que no es pequeña!- de nuestro
pueblo. Y no te olvides del potencial económico que encierra nuestra
sierra...
Estas letras, Pili, han
querido ser una llamada a la creatividad municipal, que sé que te preocupa. Y
un aplauso a tu condición de mujer del pueblo y para el pueblo.
Un beso, Pacurri
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