Hugo, 4 años |
Tras la parafernalia de estas fiestas navideñas, tan engañosas ellas, donde la publicidad ha ganado casi todas las batallas infantiles, nos queda ahora la tarea de redescubrir el verdadero sentido de la Navidad.
Las lucecitas se han ido
apagando, los riachuelos secando, los castillos de Herodes se han guardado, y
los pesebres ya arrumbados han dejado de ser verdad fotográfica y reclaman desde hoy una
historia como verdad luminosa que nos introduce de lleno en el más allá de nuestras
vidas mezquinas…
He aquí, pues, nuestra tarea como
ciudadanos por un mundo mejor: desterrar el espíritu consumista, poderoso y brutal, que nos ha invadido y lograr sintonizar con ese otro
espíritu humano que proclama compartir vestido, comida, dinero, gozo, paz, honradez…
y responsabilidad.
En la búsqueda incansable de la esperanza marcada por la
ternura y la humildad de vida seguiremos encontrando al Niño nacido un día en
Belén. Es el sentido de una Navidad repetida y
prolongada a todo lo largo y ancho de 2019.
¡Feliz Navidad de cada día!
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