Hace
un par de años que nos invitó a la comunidad de la Abadía a celebrar cada
domingo tras la eucaristía abacial, un ágape fraterno con las viandas que aportáramos
cada familia: tortillas, filetes empanados, ensaladas, empanadas, etc., etc., cada cual según su “originalidad”
y sin faltar el vino de la tierra... ¡Y así empezamos!
No
tardó en crearse, merced al inquieto amigo Julio Baldomero, una tertulia, tras
la comida, para abordar en fraternal diálogo temas variados sobre biblia,
teología actual o cuestiones sociales en clave sencilla, asequible, lejos de “sentar
cátedra”. Justamente, en estos días hemos llegado a nuestro primer aniversario.
Como
los primeros cristianos, vamos comprendiendo que la proclamación del Evangelio
que celebramos en la eucaristía dominical, no sólo nos exige un aceptación
puramente intelectual, sino de manera radical un compromiso de fe basado en el
cambio de mentalidad (metanoia) y en
el amor fraterno.
Cada
domingo, pues, tras la eucaristía, nos vemos, alrededor de la mesa del comedor de canónigos
de la Abadía algo más de una veintena de
hermanos para seguir compartiendo nuestra alegría cristiana.
La
semana pasa rápida, y nos une el deseo de que llegue el domingo para vivenciar
nuestra eucaristía, a la que se va agregando más gente, como creyentes que
permanecemos muy unidos, entre el altar y el ágape posterior seguido de una viva
tertulia… y más si contamos con el seguimiento musical que nos aporta nuestro
querido organista Álvaro Flores, terciario francisco y
profesor universitario de Musicología.
Es
de agradecer la acogida del padre Antonio, que nos da la oportunidad de vivir nuestra fe
desde la perspectiva de la primera comunidad cristiana, reflejada en los Hechos
de los Apóstoles (2, 42ss): Los hermanos
eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles…y comían juntos
alabando a Dios con alegría…
Poi que cousa máis fermosa. Adiante. Moi bo día, Pacurri.
ResponderEliminarEnvidia sana, pues es muy hermosa iniciativa , espero que OS podamos acompañar algún domingo. Felicidades.
ResponderEliminarEl amor, si lo es, entre los hombres, ante todo es: fraternidad. Y ésta se manifiesta en partir y compartir el pan, como hizo Jesús con sus más íntimos en la Cena Pascual. Confío que ello sea y se convierta en una tradición fraterna.
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