…vio a un hombre ciego de
nacimiento.
Padezco
ceguera, Señor.
Pues,
no acabo de verte en el extranjero que me ofrece
un
manojo de discos a cambio de unas monedas.
Ni
en el vecino
que
perturba mi sueño solicitando ayuda.
Ni
siquiera, tal vez,
en
el sollozo del niño que no puede dormir…
Padezco
ceguera, Señor, pues no acabo de entender
que
mi corazón debe ser inaccesible a todo egoísmo,
que
mis manos deben correr hacia el mendigo,
que
mi bolsillo no debe gruñir porque esté vacío,
que
mis labios no deben perderse entre rezos vanos.
Tras
la ceguera de cada noche mía
de
infortunios y olvidos,
qué
prodigio la contemplación de tu luz de cada día…
Señor,
déjame que yo ponga el barro,
pon
Tú la saliva. Y úngeme.
Tú
serás la luz de mis ojos, y de mi vida.
Y
yo, como en un nuevo nacimiento,
venceré
mi ceguera,
y seré portador de tu
luz admirable..
Una pandemia para la solidaridad |
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