Se transfiguró delante de ellos…
(Mt. 17, 1-9)
Verte, Jesús, colmado de luz en el
Tabor,
sentir la gloria del Padre que invita a
escucharte,
y percibir el pasmo encallado de Pedro,
Santiago y Juan,
marcan la diferencia entre Tú y tus
discípulos
de ayer,
¡y
de hoy!
Camino abajo, cuando el amor salido de
la nube
ya ha cubierto todo miedo,
impides a tus amigos hablar de la visión,
hasta la Pascua.
Tu propia gloria que ha podido reventar
la cruz,
abandona la paz de las alturas
por el tráfago de abajo que esconde
cruel pasión.
Ahora comprendo.
Tu grandeza, Señor, no está en el Tabor
sino en el sol poniente, en rojo brillo
de sangre,
que no te detiene.
En el dolor de parto de la humanidad,
que clama por tu fuerza liberadora.
Y ahí estás Tú,
el
crucificado de ayer,
de
hoy,
de
mañana…
Que tu transfiguración no nos deje
indiferentes,
bloqueados por el lenguaje de las tres
tiendas…
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