domingo, 24 de enero de 2021

ENTRE LAS REDES

 

... Estaban en la barca repasando las redes  (Mc. 1,14-20). Y comenzó a llamar a sus primeros discípulos para llevar adelante su misión. Herodes, encarcelando a Juan, pensó que con esto se iba a terminar la fiebre del Reino, pero lo que hizo fue avivarla más… La llamada de Jesús veda toda espera pasiva. No se trata de oírla como los discípulos de los escribas, sino de escucharla y abrazar el Evangelio. La tibieza no se tolera, tampoco la vacilación.

 

Como Simón y Andrés,

como Santiago y Juan,

andaba yo entre mis redes,

cuando he oído tu llamada…

 

Me invitas, Maestro,

a ser discípulo tuyo en estado puro,

lejos de las comparsas del corazón. 

Me llamas a enrolarme  en tu tarea,

a asumir tu misión sin utopías,

sin seducciones que agrieten aún más

las esquinas de mi alma.

 

Pero… algo

me impide seguirte a Ti, Señor,

que pasas junto al lago de mi vida.

Es la espesura de mis redes,

¡maraña de rosas, que sueña mi pobre andar!


Me llamas

como a Simón y a Andrés,

como a Santiago y a Juan.

                                     Me llamas.

 

Me llamas a desenredar todo vasallaje,

a desandar caminos

de barcas y redes.

 

Me invitas

-¡feliz de mí, que se ha cumplido el plazo!-

a pescar de otra manera

en la mar globalizada de los hermanos,

entroncada en tu novedad.


Y pues me has confiado tu faena,

suene de nuevo tu llamada en mi Genesareth,

que yo canjearé, Señor,

                                      el rumbo de mis redes.

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