sábado, 17 de noviembre de 2012

LA HIGUERA

A Kike en su búsqueda de Dios

Aprended lo que os enseña la higuera…
 (Mc. 13, 24-32)

Anuncio de nueva vida,
cuando brotan las yemas en sus tiernas ramas
en medio de horizontes huidizos.

En el umbral de tu tiempo, Señor,
nos invade una visión pesimista del mundo
amorronado ante el apagón indiscriminado de tu luz
admirable.

Miramos a tu enseñanza…
y la higuera nos da motivos para la esperanza.
Tu palabra es tarea grandiosa, pero
nos intranquiliza tanta morfina que nos inyecta
la historia nuestra de cada hora.

Enséñanos a mirar a esas yemas
de nuestra humanidad, lejos de todo desaliento.
No es tiempo del fruto definitivo,
cierto,
pero se está gestando la plenitud entre alegrías
y angustias.

Como luz humanizada en la tiniebla inmensa
de nuestra humanidad,
cuida Tú la higuera
en la igualdad y la solidaridad.
Sacude  los cimientos de toda opresión.

Y nosotros seamos yemas de buena noticia,
en el devenir lento
-¡incomprensiblemente lento!-
 de tu acción salvadora.

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