Acaba de despedirse la primavera. Nos ha dejado con todos sus calentones, para bien y menos bien.. Ha sido ésta ciertamente una de esas primaveras multicoloras, que hará historia enormemente significativa. En mayo, principalmente señalamos las Elecciones Europeas y la transcendental visita del Papa a Tierra Santa. En junio, dos grandes eventos, el ;Mundial donde la selección española quedó eleminada y la abdicación de Juan Carlos I y la coronación de Felipe VI.
ELECCIONES 25M
Se habló de debacle de
los dos gran partidos PP y PSOE, así como de la aparición sorprendente de PODEMOS con Pablo Iglesias al
frente. También Rosa Díez al frente de
UPyD como IU de Cayo Lara han sido los beneficiados del malestar sociopolítico
español. La participación electoral en España, que en 2009 no llegó al 45%, no llegó al 46%. Con todo, la tendencia al alza sigue siendo lenta en toda Europa. Los
políticos siguden gozando de poca salud. En España se habló mucho del “baile” de
los principales líderes. El más tocado, sin duda Rubalcaba. A ver si el
tránsito del verano al otoño próximo nos sorprende con el despertar del
barbecho político.
EL PAPA FRANCISCO
Se dice que ha sido suficiente un puñado de días y un montón de gestos
revolucionarios para que Francisco haya conseguido meterse en el bolsillo a
buena parte del mundo. En este mayo pasado llegó a Tierra Santa e
imploró a sus líderes no escatimar esfuerzos en favor de la paz rota desde 1947, e invitó a Simón Peres, Presidente de Israel, y a Mahmud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina, a reunirse en Roma para
tratar de desbaratar los caminos de guerra que se vienen alimentando, de manera
casi ininterrumpida, sobre todo, desde aquel aciago 5 de junio de 1967,
cuando Israel bombardeó la aviación egipcia situada en la península del Sinaí,
dando comienzo a la Guerra de los Seis Días que se prolonga,. prácticamente,
hasta hoy. ¡Más de 60 años en total!
Ambos políticos respondieron
afirmativamente a la invitación del Papa, y un pasado domingo (¡feliz sueño de
primavera!), se subieron juntos a un sencillo microbús blanco que los llevó
desde la residencia de Santa Marta a los jardines del Vaticano.
Tanto Peres como Abbas
parecieron recoger el testigo. Y como gesto final, fue el abrazo intercambiado
entre los presidentes bajo la mirada complacida del Papa y la plantación entre
los tres de un olivo, signo de la paz que los anima. Quiera Dios que tal olivo,
fructifique más allá del huerto vaticano.LA ROJA DESTRONADA
La Selección
Española ha sido destronada en la primera ronda, tras los dos agónicos
encuentros contra Holanda y Chile. Pero hay que armarse de nuevas ilusiones y “Volver
a empezar”, siguiendo a José Luis Garci que nos trajo el Óscar en 1981
dedicado a los hombres de esperanza, entusiasmo y coraje... Esperamos de
nuevo una Roja campeona bajo la batuta del gran técnico y marqués salmantino.
¡De los errores también se aprende!
FELIPE EN EL TRONO
Ni he corrido tras la bandera republicana, ni me he
vestido nunca de monárquico. He sido siempre y soy, simplemente, un
españolito de a pie, jamás “metido en política”, pero que he ejercido y ejerzo
el derecho a opinar y a votar con escrupuloso sentido común.
Confieso, pues, que voté a favor de la monarquía parlamentaria tras
informarme mucho y escarbar en mis propias esperanzas democráticas, hastiado de
los cuarenta años de dictadura. Hoy proclamo con gozo que, como tantos millones
de españoles, no me he equivocado.
Ciertamente, a la luz de las actuaciones de estado que
Juan Carlos I ha llevado a cabo en sus 39 años de reinado, (y aún antes cuando
su interinidad en vida del dictador Franco), me creo en el deber y el derecho
ciudadanos de brindar por la ”piel de toro”, que hasta en tiempos de mayor
crisis social,. política y económica ha exhalado, providencialmente,
esperanza.
A esto se une la grandeza del Rey-padre de haber sabido
abdicar audazmente, en el momento oportuno, dejando el cetro en manos de su
hijo, nuestro no menos providencial Felipe VI.
Su estrenado mensaje real ha apuntalado una
verdadera hoja de ruta sobre los raíles de la tradición, la renovación y la
transparencia. Sus promesas, resumidas en “una monarquía renovada para un
tiempo nuevo”, son la garantía del voto de confianza que hemos profesado estos
días la inmensidad de España.
Reconozco mi ingenuidad, pero he gozado viendo
aplaudir en el hemisciclo de la emoción a los expresidentes Felipe González,
Aznar, Zapatero, y a políticos de distintas marcas haciendo honor a su nobleza.
El testimonio de Rubalcaba lo dice todo. Él mismo me ha traído a la memoria el
recuerdo de don Salvador de Madariaga, ministro que fue de la Segunda República
española, historiador y pacifista, cuando antes de su muerte en Suiza elogió
nuestra naciente monarquía parlamentaria.
Todo lo dicho me lleva a “abdicar” de mi proverbial
ingenuidad, y con el debido respeto arrojar a la basura el silencio de los dos
distinguidos políticos representantes, respectivamente, de las nacionalidades
catalana y vasca, en el momento de la proclamación del Rey, y más por las
razones que han esgrimido.
Contemplando la liturgia laica de la coronación real,
lejos de toda fastuosidad y en un ambiento de noble naturalidad, viendo
al nuevo Rey de España, al día siguiente de su proclamación, despachando con el
Jefe de Gobierno, Mariano Rajoy, y conociendo ya los inmediatos
compromisos de Felipe VI con las asociaciones víctimas del terrorismo,
como primer acto público y sus próximas visitas al Vaticano y países vecinos,
¡incluido Cataluña!, con honda satisfacción los españoles podemos dormir
tranquilos, aunque el tejido laboral esté aún bañado en lágrimas…
Sobre el aforamiento del “ciudadano Juan Carlos” tal
como se ha pronunciado el “ciudadano aforado” y timonel de IU, y sobre los
“desaforados” deseos del independentismo catalán, yo como laico en ese terreno
y con migajas de sentido común, me tomo la libertad de sonreír irónicamente y
seguir durmiendo.
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