Ha nacido el verano, marcado por la muerte de
Ana María Matute. A sus fecundos 88 años, el pasado 25 de junio nos dejaba para siempre. Ella, la gran novelista
catalana, Premio Cervantes en 2010 y miembro de la Real Academia Española, y con más valija literaria,
que va desde el Premio Planeta en 1954, al
Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1984, Premio
Nacional de Narrativa en 1959, y en el mismo año el Premio Nadal… En 2007 obtuvo
el Premio Nacional de las Letras Españolas al conjunto de su obra.
Como tantos
españoles vivió la triste experiencia de la Guerra Civil del 36, que le marcó
definitivamente. Así, la violencia, el odio, la miseria, el pesimismo, la hipocresía,
la muerte, han estado muy presentes en toda su narrativa.
El mundo
infantil le fascinó sobremanera, tal vez
influenciada en su mentalidad de niña traumatizada por la guerra y sus
consecuencias psicológicas. Pero, más aún afectada por su único hijo, Juan Pablo, al que
le dedicó gran parte de sus obras infantiles. Divorciada del también escritor Ramón
Eugenio de Goicoechea, no consiguió obtener
la tutela de su hijo, y esto le provocó mucho conflicto psicológico. A esto se
unió el dolor inmenso por la muerte de Julio Brocard, su gran amor, en quien había encontrado paz y felicidad.
Se nos fue Ana
María Matute, viajera universitaria, dolor de alma y pasión por los libros y la escritura. La suerte es que
pervivirá en nuestro recuerdo gracias a sus escritos,
ya para mayor constancia, traducidos al inglés, francés, japonés, noruego, …
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