sábado, 15 de noviembre de 2014

EL RETO

...mira, he ganado otros cinco.
(Mt. 25, 14-30)


Antes de marcharse,
el dueño nos ha surtido conforme a su voluntad,
confiado  en lo divino de nuestra finitud.

El  premio, a su regreso,
como sólo Él sabe hacerlo…
con las hechuras de sus hornadas.

Basta salir de nuestras hemiplejias
e invertir.
Invertir nuestros gozos en los que lloran,
invertir nuestros sudores en  los excluidos,
invertir nuestros bolsillos en los que nada tienen.
Invertir,
invertir en las hechuras de sus hornadas.

Sufriendo el riesgo de alumbrar
a los que trotan en la oscuridad.
Negociando nuestros talentos junto a los que sestean
en los barbechos de la vida.
Y sembrando,  sembrando
y sembrando
en todas las estepas.
Y arriesgando por los hermanos, 
como reto de la esperanza cristiana.
                       Pues… ¡todos somos hechuras de sus hornadas!

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