…tampoco lo
hicisteis conmigo.
Eres rey desde los pañales de Belén,
rey, desde el pan multiplicado
en el llano de Tiberíades.
Nominado rey desde los caminos de Palestina,
ataviados de enfermos y mendigos
publicanos y prostitutas…
Tu fidelidad abrazó la jofaina
en torno a los pies amados,
para testimoniar tu realeza.
Llegada la hora,
alegaste ser rey ante Pilatos,
y, entre azotes, espinas
y clavos,
tu sangre estampó tu reinado.
…
Nosotros, sin
embargo…
Cuando la necesidad ahoga al hermano
ocultamos nuestros
bolsillos.
Cuando la soledad inunda al extraño
atrancamos el corazón.
Cuando la cruz golpea las injusticias,
huimos…
¡No sea
que salgamos crucificados!
Bien sabemos, Señor,
que aliviar las penas de los parias y desventurados,
que mirar a los rostros desheredados,
que escuchar a los que
no tienen voz,
es toparnos contigo,
definitivamente…
¡felizmente!
Tu juicio, sentado en tu gloria de Cristo
y Rey,
nos despeja el camino,
frente a la omisión
nuestra de cada día.
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