viernes, 20 de febrero de 2015

CRUELDAD DE CRUELDADES

El magnífico columnista de Ideal, entrañable Manuel Alcántara, escribía hace algún tiempo: “Que nadie se pregunte a dónde va España, si no quiere recibir una respuesta maloliente“.  Y yo digo, más que maloliente sería aún mi respuesta, si alguien globalizara la pregunta, pensando en el pobre planeta que circunda el sol, periódicamente. Ni los rayos solares, tan terapéuticos ellos en ocasiones, logran higienizar la Tierra… ¿A quién no le da un “yuyu” hasta dejarnos parapléjicos, al contemplar el imperio de indecencia que domina la política nacional, autonómica y hasta municipal?  ¡Es intolerable, con las tarjetas black, los ERES, los Pujol, los Bárcenas, los Rato que pululan con distintos nombres por los locales delas imputaciones!  Y mientras, Cáritas se deshace entre los 13 millones de españolitos en el umbral de la pobreza… ¡Intolerable!
Pero si saltamos nuestras fronteras, Pirineo arriba, sin dejar de pasar por Grecia, y llegamos hasta lo que se cuece entre la oligarquía rusa y la tristemente acosada Ucrania, la intolerancia toca todos los techos de la sinrazón.
Es más, si saltamos nuestras fronteras, Mediterráneo abajo, las altas verjas encaraman a cientos y cientos de “morenos” que se la juegan todo por probar suerte de libertad y mejora de vida.
Copto asesinado por su fe cristiana
Ya llegando a Egipto, la violencia tiene nombre de mujer en continuo peligro. El 99% de las mujeres egipcias reconocen haber sufrido acoso sexual y el 47% ha sufrido alguna forma de violencia en el ámbito familiar. ¡Datos escalofriantes! Y lo peor es que delitos como las violaciones conyugales no son perseguidas por el Código Penal egipcio.  A esto, se suma la cristofobia musulmana contra los cristianos coptos…
Nos detenemos en el culmen de toda la monstruosidad, las decapitaciones llevadas a cabo por el Estado Islámico… ¿Cómo es posible toparnos con esa sima de toda barbarie, sinónimo de salvajismo y horror, anidada  en un corazón humano?  ¡Crueldad de crueldades, y todo crueldad!, podemos decir, parangonando la sentencia sapiencial del Eclesiastés bíblico o del Tanaj judío.
A Dios gracias, que muy cerca de ese infierno, podemos refrescar nuestros labios y corazones con otras noticias que nos vienen del otro lado del corazón, que llamamos amor: las hermanas adoratrices, entre ellas Sor Caridad, en la India, superando problemas con los traficantes indios, incluso exponiendo sus vidas,  recogen a niñas víctimas de la prostitución en Calcuta. 

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