lunes, 24 de agosto de 2015

INMIGRACIÓN, LA VERGÜENZA DE EUROPA



Sigue la tragedia en el Mediterráneo con el caso de los inmigrantes que arriban a sus costas o, lo que es peor, que se quedan en el camino de las olas. Es urgente activar operaciones  sólidas de rescate en el mar y establecer vías legales creíbles para llegar a Europa. De lo contrario, las personas que pretenden salir, a toda costa, de su miseria continuarán pereciendo a babor y estribor y aportando dinero -¡que no tienen!- a las arcas de las mafias que se lucran con el tráfico de tales personas y aprovechan las fronteras europeas para su monstruoso negocio. 
Peligrosamente arremolinadas a bordo en cada travesía decenas de personas y, en no pocos casos, centenas, incluyendo niños y mujeres, incluso embarazadas, lo sufren con la ilusión de verse en tierra firme y de “promisión” a lo bíblico.
Por otro lado, es injusto excluir del sistema sanitario a los inmigrantes indocumentados, pese a la actitud de la Unión Europea, que se asemeja a una caza a los inmigrantes sin papeles. Bendigo la rebeldía de la mayoría de nuestras comunidades autónomas que, optando por la generosidad, han presionado a Mariano Rajoy para que  apruebe dar atención sanitaria a los sin papeles.

La gestión de la inmigración, escribía hace unos días en Ideal el prestigioso periodista, Antonio Papell, “debe plantearse a escala planetaria, con grandes alianzas y en el marco de un gran sistema global de cooperación económica y social”.  Aplaudo y firmo. 

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