Vosotros sois la sal…
Vosotros sois la luz del mundo…
(Mt. 5, 13-16)
De nuevo, Señor,
Tú me sorprendes en la monotonía acartonada
de mi vida,
entre la legión de mis deseos y la limitación de mi
ser.
Me sorprendes con la misión de ser luz entre
oscuridades,
testigo de tu verdad, de tu justicia, de tu amor,
discípulo celoso de tu Reino.
Me sorprendes, con la misión de ser sal
que abandone el salero de los miedos
y se desparrame para agostar las apatías humanas.
Y me sorprende, Señor, de manera especial,
tu confianza en mí.
Dame la gracia de aportar flores a tu Reino,
aunque sean regadas con mis propias lágrimas;
de cantar esperanzas, como canario que trina a pesar
de su jaula;
de tomar a pecho la causa de mis hermanos, aunque
parezca vano.
de irradiar entusiasmo en mi derredor, aunque sólo
sea rayito de luz.
de contagiar esperanza, como el grano de sal da
sabor a toda la comida.
Y, sobre todo,
dame valor para no dejar que mi sal sea insípida,
o que mi luz se oculte temblona bajo la lucha de
cada día.
Hermoso poema. Tienes un corazón que no te cabe en el pecho querido Paco.
ResponderEliminarSoy Jorge.