sábado, 27 de septiembre de 2014

INCOHERENCIA

“Voy , Señor”. Pero no fue.
 (Mt. 21, 28-32) 
Tu madre, Señor, fue un ¡sí! sin grietas 
a tu plan salvador.
Tus discípulos dejaron redes,  familia, mesa de impuestos…
y a lo largo del tiempo
                                   -¡lances de historia nazarena!-
no pocos seguidores tuyos empuñaron justica y paz,
sellaron pobreza y amor,
testificaron junto a la hermana muerte…

                                    Hoy, tras un chequeo,
nuestra fe confiesa ambigüedad, incoherencia…
Anclaje de tu barca 
en  un mar de rezos, ritos  y normas,
cual algas que impiden remar.

Llevamos tiempo respondiendo ¡sí!
junto a la rutina
instalada en el escondrijo del no.
                                                Sí, sí, ¡pero no!
                                 
Maestro,
sabemos que el cristiano es un sí comprometido contigo.
Es radicalidad en tu seguimiento, 
sin fisuras.

              Es remar libres de algas, 
aunque haya pintadas sobre tu barca
que predican debilidades imponderables.

                            Es coherencia en el silencio de toda alma
que balbucea un ¡sí! sincero, reparador,
como si de publicanos y prostitutas se tratara…

¡Ayúdanos, Señor, a ser coherentes tras tus huellas!

                  

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