sábado, 20 de septiembre de 2014

GRATUIDAD

¿O vas a tener tú envidia porque yo sea bueno?
(Mt. 20, 1-16)
 
Maestro,
eres escándalo en tu gratuidad divina,
que es lo mismo que decir 
en tu bondad infinita.
 
En tu viña 
premias a los últimos como a los primeros.
No fijas horarios. Llamas simplemente,
indistintamente,
desde la madrugada hasta la puesta del sol, 
bajo el  único diseño de una justicia 
amasada 
en el saldo de tu amor
y en la reserva de nuestro corazón.
 
La parábola deja claro 
que Tú no estás encerrado 
en la estrechez de nuestros recelos y suspicacias.
Que Tú no entras en el juego
humano y torpe
de últimos y primeros.
 
Si la gratuidad de tu bondad revela 
que la viña es tuya 
y nuestra es  la tarea, 
que nuestro  denario, 
¡el mismo para todos!,
sea gozar a tu lado,
lejos del tufillo de méritos y laureles.
 
Que el soplo, pues,  de tu Espíritu 
no nos falte
para seguir empujando el arado, 
sea al amanecer, 
sea en la hora undécima.
Por cañadas  espinosas, 
o en las praderas de tu gracia…
 
¡ Has contado con nosotros
y… eso es lo importante!
 

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