domingo, 26 de julio de 2015

DOSCIENTOS DENARIOS

Doscientos denarios de pan no bastan…
(Jn.. 6, 1-15)


Desde tu altura, Señor.
ves la multitud que llega a Ti hambrienta,
¡ni doscientos denarios!...

Mientras,
el mundo desbordado por los negocios del poder,
clavado al feroz consumismo,
no entiende del hambre anclado
en la otra ribera del mar...

Tu tierra de hoy, sólo busca llenar sus cofres
a toda costa.
Huye de manos extendidas
que gritan pan,
techo,
trabajo… ¡justicia!

¡Gritos que claman en el desierto!
Ay, de las pensiones regladas en la oscuridad.
Ay, las bolsas cobijadas en pozos secretos.
Ay, las bancas explotadoras de desahucios.

Déjame ver, Señor, el hambre que clama por Ti.
Dame la gracia de ser uno de esos cinco panes de cebada,
o uno de los peces,
con que sentar sobre el herbaje inmenso
tus ansias de solidaridad.

Dótame, Maestro, de gran corazón
para pasar de la frialdad de los doscientos denarios,
a la eucaristía de la sobreabundancia
donde se recojan las lágrimas de mi tierra.


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