Se ha cumplido el plazo,
está cerca el Reino de Dios…
(Mc. 1, 12-15)
El
plazo se ha cumplido. Llega el Reino
con
mensaje de conversión.
La
novedad del carpintero de Nazaret
inaugura
el tiempo, ¡cuarenta días!,
de
romper todas las barreras que impiden
la
cercanía de Dios:
¡tiempo
para recargar el corazón de ilusión y alegría!
Es
la novedad de un mensaje que llama
a
reparar nuestra oración…
Es
tiempo de desterrar todos los ruidos interiores
que
no nos dejan escuchar el silencio fecundo.
Es
momento de huir de la rutina que nos hace saco roto,
donde
sólo hay vaciedad.
Es
la novedad galilea
que
espolea el sentido de nuestros rezos.
Tiempo
de derribar fachadas.
De entrar en los desiertos y caminar,
caminar tras la huella de Dios, como
hambrientos.
Es
el mensaje nuevo de conversión
que
fustiga el disfraz de nuestros ayunos y limosnas.
Es
tiempo de cambiar de mentalidad. Compartir
sin
permitirnos el lujo de que una mano se entere
de
lo que hace la otra.
Y
zarandear nuestra vida cómoda
y
entrar
en
el sufrimiento humano, sin reservas.
* * *
Señor,
Tú que conociste el empujón del Espíritu,
empújanos
fuertemente
para
saber zambullirnos sin falsedad
en
la gran oferta del buen Dios:
Un
tiempo de gracia,
para
romper los moldes de la tierra nuestra insaciable.
Un
tiempo de gozo
para
convertirnos en ríos que inunden los campos sedientos
hasta
desembocar en tu plazo pascual.
¡Amén,
sí, amén!
No hay comentarios:
Publicar un comentario