sábado, 1 de junio de 2019

TESTIGOS


Vosotros sois testigos de esto.
(Lc. 24,46-53)

Asciende el Mesías,
tras su muerte y resurrección,
para descender a las cárceles de todas las injusticias,
para derribar las fronteras de todas las debilidades,
para bajar de las nubes a todos los espejismos.

Asciende el Mesías
y nos encomienda ser su relevo
en los caminos de todos los tiempos,
que van de Nazaret a Jerusalén,
del Jordán al Tiberiades.

Asciende el Mesías
y nos encarga salir a la tierra de nuestros hermanos,
donde nuestras manos esperan clavarse en las suyas,
donde nuestros labios aguardan reflejar su sonrisa
y nuestros pies pisar sus huellas.

Asciende el Mesías sin salir de su humanidad
para que su pasión de amor enlace con nuestras indolencias,
para que su historia de pobreza remonte la infidelidad de la nuestra,
para que su antorcha de vida
inaugure la novedad de nuestra ascensión.

Asciende el Galileo,
tras su muerte y resurrección,
para delegar en nosotros como testigos suyos,
hasta los confines de la tierra.
¡Aleluya, aleluya!

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