…estaba echado en su portal, cubierto de llagas.
(Lc.16, 19-31)
Mil millones de
hambrientos claman
por las migajas de
los poderosos
satisfechos.
Ni las sobras son el
erario de los pobres
sin techo,
actores de penurias.
Ni el agua que sobra
a los abastecidos
es para ellos, los
sedientos
cubiertos de llagas.
Ellos, ciegos, cojos,
lisiados,
mendigos hundidos
por la indolencia de
los opulentos.
* * *
Las moscas se apilan
sobre la hambruna
de niños de piel y
hueso,
lazarillos
pudriéndose en la indiferencia
globalizada.
Mientras,
esclavos deseos
justifican los despilfarros…
y miran al cielo
para que su Dios
cuide los graneros.
Un látigo,
tal vez, nos haría
caer en la cuenta.
El corazón no
necesita dinero,
los dispendios son
blasfemias en calles y rezos,
los perros lamen las
llagas de tus Lázaros…
Azótanos, Señor.
Y conviértenos al gozo de compartir.
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