se abrieron, víspera de
primavera.
Dibujaron huellas en mi
retal
de corazón cansado y, a mi vera,
de corazón cansado y, a mi vera,
corre una brisa que alarga mis años.
Mi consuelo de abuelo ha
sido tal,
que la noche se trocó en
mi galera
luz oronda
y calma chicha para mi
bogar.
¡Dos añitos, dos, en mi sementera!
¡Dos añitos, dos, en mi sementera!
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