…el Señor nuestro Dios es el único Señor.
(Mc.12, 28b-34)
Nos amaste,
Señor,
y tu amor fue
única ley, el principio y el fin
del amor al
prójimo,
la razón de tu
big bang creador.
Tú eres el único
Señor del amor.
No hay más que
un amor,
como sólo hay un
único Señor.
Amor divino y
humano,
combinado
perfecto: un solo mandamiento
en los
entresijos de los mundos salidos de tus manos.
No creaste la
ley,
sino la buena
noticia de tu ternura,
desparramada por
el universo de los universos.
Desde entonces,
el amor a Ti pasa por mi prójimo,
imprescindiblemente.
Identificarme
contigo
es aumentar mi capacidad de amar a los hermanos.
Contigo se hundieron las islas y los guetos,
y las etiquetas, y los formulismos...
Soy compromiso fundido en el rostro de mi prójimo.
Soy, a tu lado, la novedad del amor.
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