…. ¿Eres tú el rey de los judíos?
(Jn.18,
33-37)
No
atino, Señor.
Me
invade la idea de un rey que manda,
y
Tú sirves.
Un
rey que nace y vive en palacio,
y
Tú tienes por cuna un establo
y
vives en calles de enfermos y pobres.
Un
rey que usa corona de oro,
y
Tú te dejas coronar de espinas.
No
atino.
Los
reyes se me antojan luciendo valiosos cetros,
y
yo veo que tu bastón de mando es una caña
para
la movida de insultos y risas.
Los
reyes posan sobre sitiales fastuosos,
y
tu trono es la cruz…
…
Pilatos
no atinó, tampoco…
Tu
reino no es de este mundo.
¡Es
para este mundo!
canceroso
y
tolerante
con las mentiras e injusticias.
Tú que reinas desde la
cruz
-¡esencia profética!-
dame valor para clamar
desde mi pretorio:
¡venga a nosotros tu Reino!
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