Rema mar adentro…
( Lc. 5, 1-11)
Pedro, Santiago y Juan,
pescadores de Galilea,
remaron mar adentro
y, a pesar de la brega baldía de la noche,
en la palabra del Maestro,
echaron de nuevo las redes…
¡Inmensa, la redada de peces!
…
Varar mi barca en la orilla
es condenarla a la frustración.
Siempre encallada en los miedos,
abordada constantemente en las
borrascas,
instalada continuamente en mi
soledad…
¡barca mía,
cómo gozar la suerte de pesca
abundante!
…
A vuestra vista, curtidos galileos,
mi barca
ya puede toparse con las inesperadas tormentas
de cualquier lago,
ya puede anegarla el mar hostil de este mundo,
ya puede sufrir el fracaso de toda una noche sin pesca…
Si el Señor está a bordo,
la redada de peces está asegurada.
Enseñadme vosotros, lobos del Tiberiades,
pescadores de hombres,
a fiarme del Maestro.
Y, en su palabra, echaré siempre mis redes,
confiadamente.
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