… el demonio se marchó
hasta otra ocasión.
Jesús,
Maestro,
libraste
una lucha continua contra el mal,
a
lo largo de toda tu vida.
Tu
otra ocasión, la última, la libraste en tu pasión,
venciendo
la muerte.
También
nosotros nos vemos zarandeados…
¡Cuántas
veces
nos
hemos visto empujados al desierto
de
todos los combates, contra la seducción
de
la sociedad inmisericorde!
Con
frecuencia,
chantajeados
en el disfraz de las mentiras…
De
la mano de tu Espíritu, condúcenos,
con
la fuerza de tus desafíos,
al
desierto que lleva a Ti,
con
sus espinas y abrojos. Allí,
estás
Tú desbaratando toda seguridad engañosa.
En
cualquier otra ocasión,
como
las que libraste Tú,
mantennos
en la lucha con discernimiento
y
valentía…
para no caer en
la tentación.
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