miércoles, 30 de diciembre de 2020
¡FELIZ AÑO NUEVO!
lunes, 21 de diciembre de 2020
FELIZ NAVIDAD
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Pintura de Encarnita Ocaña |
GLORIA Y PAZ
Nace el alba de los nuevos tiempos,
silenciada para los
ilustrados,
y manifestada a los pobres
y sencillos.
Es el nuevo amanecer que
une cielo y tierra,
cantando la gloria de Dios,
gritando paz para las
voluntades buenas.
Nace el alba. Destruye las
tinieblas
del pueblo en marcha,
y su luz conquista la
inmensidad celeste.
Es un nuevo amanecer
que funde los grilletes de
la esclavitud,
de la exclusión,
de la marginación
y engendra el gozo de la
libertad.
Nace el alba entre pañales.
Gloria en el cielo
y paz en la tierra
atestigua la legión de los
solidarios
de la gran Alegría.
A pesar de las penas que
lloró el alba
cuando encontró cerrada
la puerta de mi posada…
viernes, 11 de diciembre de 2020
EN LA OTRA ORILLA
Necesitamos nuevas coordenadas para encontrar la posición que nos adentra en la Luz. Una nueva conciencia que nos permita ver lo esencial que es “invisible a los ojos”, como escribió Antoine de Saint-Exupéry. El verdadero valor de las cosas no siempre es evidente. El tiempo de Adviento nos trae un mensaje que no puede desenfocarnos de lo esencial: camino que nos abre a la Luz. Para ello es necesario prestar atención a la “periferia”, como repite muchas veces el Papa Francisco, si queremos ver el mundo tal cual es… donde está la miseria y la exclusión, los sufrimientos y las penurias, la enfermedad y la soledad, pero donde está fundamentalmente el marco de todas las posibilidades. Feliz Adviento, si desde nuestra orilla esperamos al Señor de la Luz, con el compromiso de derribar muros y construir puentes, ¡nuestro cometido cristiano! Feliz Adviento, si desde la generosidad y la solidaridad nos ubicamos manifiestamente en esa otra orilla de la esperanza pascual.
Esto pasaba en Betania en la otra orilla del Jordán… (Jn. 1,6-8.19-28)
En la otra orilla, en la Betania global,
donde
la gente parece nadie
—sólo
lucha anónima y compromiso silencioso—
está
el punto de encuentro de todos los testigos
de
la Luz.
Es
en esa orilla, fuera de la ciudad santa,
fuera
del señorío religioso,
donde
la voz cobra vida para allanar el camino
al
que es la Luz.
Es
en esa orilla sin honores ni cargos,
en
la Betania de la calle,
lejos
de la sociedad de los altares,
donde
nadie se apropia la exclusiva de la verdad
transformadora.
Es
en esa orilla, al otro lado del Jordán
humano,
con
entraña expectante,
donde
surge el eco del Espíritu,
testimonio
de la Palabra hecha carne.
En
esa otra orilla es donde los obreros
gastan
la vida en abrir caminos de buena nueva
al
que ha de venir,
al
que ya está, en su presencia velada,
entre
los humildes y desgraciados de la tierra,
entre
los sembradores de buena voluntad.
* * *
Señor,
Luz verdadera, estás en medio de nosotros
y
aún no te conocemos, a pesar de los siglos…
Tal
vez porque nos cegamos en nuestras propias
y
pobres luces.
Que
tu Espíritu nos tienda su mano para portar la antorcha,
a
sabiendas de que sólo Tú eres la luz verdadera.
Que
medie tu Espíritu entre nosotros para interpretar la obra
a
sabiendas de que sólo Tú eres el protagonista.
Que
tu Espíritu nos ayude a entonar la partitura
a
sabiendas de que sólo Tú eres la melodía.
Que seamos, Señor, sólo la voz que clama en el desierto,
para no eclipsar el universo de la esperanza pascual.
domingo, 6 de diciembre de 2020
INMACULADA
sábado, 28 de noviembre de 2020
ADVIENTO
Comenzamos un nuevo año litúrgico. El Adviento es el tiempo para abrir la Palabra de Dios que invada nuestra vida y nos ayude preparar el camino al Señor. En estos tiempos de pandemia nos parece sentir el llamado de Dios que nos invita a despertar, a no permanecer dormidos, antes bien tener los ojos bien abiertos, vigilantes para aprender a leer los signos de los tiempos, estos tiempos que domina la pandemia viral. Vigilar supone asumir, con la gracia de Dios, la responsabilidad que nos ha puesto en nuestras manos. El vigilar nos tiene que llevar a superar la superficialidad con que llevamos nuestra vida, a desmantelar los engaños que nos creamos ante las necesidades personales, que nos llevan a buscar de manera desenfrenada aquello que creemos que nos da la felicidad. Vigilar es sobre todo mirar a los hermanos alejados, pobres, abandonados en las cunetas de nuestra historia humana, y escucharles en sus propias miserias, desde nuestro corazón... Si nos mantenemos despiertos veremos las sorpresas que Dios nos da cada día, en la reconstrucción de nuestros caminos.
miércoles, 11 de noviembre de 2020
HASTA PRONTO, HERMANO
Mi querido Pepe, el cruel Covid te ha robado la vida, y nos ha robado tu sangre que portábamos… Te has ido, sin quererlo, furtivamente. Sin tiempo para el beso de despedida. Sin tiempo para rellenar ese terrible hueco de tu ausencia inesperada.
Hombre inmensamente culto, tú has hecho de la docencia una actitud creativa del día a día bajo el “carpe diem” de Horacio, como tu lema favorito, junto a ese otro tuyo que luces en tu página de Facebook: Un maestro, alumno en reciclaje permanente.
Dedicaste tu vida a la enseñanza, primero como alumno brillante (¡número uno de tu promoción!). Luego, como maestro de generaciones adolescentes has dejado una inmensa huella en tus alumnos y alumnas que hoy forman un núcleo activo de padres y madres, de Deifontes, Montillana, Calicasas y Peligros. A través de tu antigua alumna Ana Eva hemos conocido un rosario de elogios del que fuera tu alumnado que hoy llora tu ausencia. Esto dicen de ti: “don José ha marcado huellas imborrables en nuestra vida adolescente”, “qué buenos recuerdos de su magisterio, era genial en su docencia y en su cercanía humana”, “don José era un tío de gran vitalidad, lo admirábamos en su forma de enseñar”, “como don José no ha habido otro igual, ha sido un number one digno de ser emulado”… ¡Palabras que son un brindis a tu solvencia humana, intelectual y docente! Tu mesura se infiltró dulcemente en sus vidas.
Familiarmente, también has sido number one. Lo decimos todos, tu esposa María Angustias, tus hijos, tus hermanos, tus sobrinos, tus ahijados Juan Jesús y José Antonio. Y esa legión de amigos que dejas en el camino perplejos ante tu ausencia, que gozaron de tu acertada palabra y de tu media sonrisa de complacencia.
Tu luz de leal esposo, de inmenso padre, de grandioso hermano y tío, de sabio maestro, de extraordinario amigo, tu luz prevalece sobre la noche oscura que nos ha causado tu muerte imprevista.
Has sido también, hermano, mi confidente en múltiples ocasiones… Tú, honesto pintor manejando a la perfección el pincel de tu gran humanidad. De ahí, el enorme vacío que dejas en todos nosotros, como “El vacío del alma” que reza la escultura en bronce de Jean Louis Corby.
Desde
mi dolor inmensurable, brindo por tu paz en esa orilla del infinito que
alimenta mi esperanza en el más allá. ¡Hasta
pronto, hermano!
lunes, 19 de octubre de 2020
DOMUND 2020
Este año la campaña del DOMUND, la Jornada Mundial de las Misiones convocada por el Papa, se enfrenta a una situación difícil por la pandemia. «Aquí estoy, envíame» es el lema de este año.
El año pasado, el Fondo de Solidaridad
donde va a parar la aportación económica reunió 77.776.132.07 euros para
asistir al os 1.115 territorios de misión repartidos por todo el mundo. De ese
dinero, 10.527.782,81 euros provenían de España. Ese dinero ha permitido
financiar 439 proyectos en 149 territorios de misión repartidos en 39 países
La emergencia sanitaria ha provocado que no se puedan hacer las colectas con normalidad en las misas y en los colegios. Se puede colaborar a través de diferentes medios telemáticos
Para que nadie se quede sin la oportunidad
de aportar a este gran proyecto, se han preparado distintas iniciativas. Además
de las colectas en las misas se pondrán hacer donativos a través de:
-Bizum, al número 00500 desde la App del banco
-Por transferencia a Obras Misionales Pontificias en la cuenta ES32 0049
5117 28 21 1009 4950
-Llamando al teléfono 91 590 00 41, de 9,00 a 14,00 horas
-Por la web: en la página www.domund.es, utilizando tarjetas de crédito y
Paypal
martes, 13 de octubre de 2020
LOS MAESTROS ENSEÑAN PERO NO EDUCAN
Hace días leía un mensaje a través de WhatsApp, que decía, en contexto provocativo, “los maestros enseñan pero no educan”. Pensé, esta persona escribe de lo que no sabe… Es una manera más de querer confinar al magisterio al rincón aséptico del acto puramente docente. Hay gente que no es capaz de ver, y sentir, la labor constante de señores-señoras irradiando luz y calor a su alumnado. Como ha dicho el papa Francisco, “únicamente sabrán apreciarlo aquellos que se dignen girarse hacia su influjo” (cf. Palabras del Papa a los profesores en el inicio del curso actual).
Ante el WhatsApp de la amiga, he reseteado mi chip “cabreológico”, y le contesto, no sin antes recordar a Cecilia Meireles, poeta y maestra brasileña, que dejó dicho en una entrevista: “…Hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre”.
Pues bien, una
de esas personas que “marcan” es el maestro-maestra que ha pasado por nuestras
vidas.
En mi edad ya septuagenaria no se me olvida aquel hombre bueno que entraba en
el aula con paso lento y sonrisa amplia,
para regalar lo mejor de sí: la ilusión
de educar. Hoy me resulta imposible
recordar el contenido de sus clases. Pero mi memoria escolar se centra en aquel hombre que
marcó mi temprana edad. Don Manuel tenía el embrujo de enseñar para la
vida, a la luz de la gramática, la aritmética, la geografía...
Hoy nos movemos en
medio de una situación traumática, donde el Covid por un lado
y, por otro, el afán desmedido de
infravalorar cuanto se mueve en el recinto escolar hacen estragos la
convivencia. Y, en casos, hasta se pone en cuestión la autoridad moral del
maestro.
Se dan momentos, cierto, en que los maestros parecen
escorarse hacia el pesimismo o la desgana, influidos por los exabruptos de
ciertos incompetentes “on line” o presenciales, o por la incompetencia adscrita
al sillón ministerial de turno. Por suerte, no es una radiografía tomada del “común”.
Pues con o sin pandemia, es de reconocer que el binomio
maestro-familia, en ambiente de auténtica resiliencia, ha sido y es puntal de salvación de nuestros
niños e icono de madurez escolar.
Hoy como ayer, el
profesorado vive su gesta docente como
vocación. Se “deja el pellejo” proyectando la escuela como lugar de encuentro
sistemático a lomo de la educación y el aprendizaje positivo. Nos encontramos
con un dignísimo “cajón de sastre” donde retales de saberes en su caudal cognitivo se mezclan con retazos de formación
cívica, ética y de socialización afianzando
aprendizaje y educación como ¡esencia de la escuela!
Hoy, como ayer, el
maestro asume la responsabilidad
inalienable de consolidar el armazón
de valores educativos. ¡Cuánta
estrategia didáctica y técnicas de enseñanza para inculcar contenidos
axiológicos! ¡Cuánto derroche de empatía por
parte del profesorado ante la demanda de los padres que se sienten perdidos en
el devenir escolar! ¡Cuánto sentido
pedagógico se moviliza en la escuela para llevar a cabo los protocolos de
protección del coronavirus!...
María Zambrano solía decir que “sin preguntas y sin maestro estamos perdidos”. Con Don Manuel tuvimos siempre, siendo niños,
la oportunidad de adelantarnos a la
sabia afirmación de la poeta malagueña. Recuerdo que le preguntábamos muchas
cosas, cosas de niños, pero como quien se acercaba a un gran actor que maneja
su mejor papel, el de maestro. ¡Qué privilegio a nuestra corta edad soñar en un
futuro ser como D. Manuel! Como hoy soñará más de un niño o niña ser como la seño
Bea o el profe Antonio. La imagen de mi nieto Hugo deseoso de reencontrarse,
tras seis meses de confinamiento, con su seño Ruth, lo dice todo…
La escuela enseña y educa, porque sigue
habiendo maestros-maestras vocacionados, constantes, coherentes… ¡hechos con
madera de roble!
sábado, 3 de octubre de 2020
MUERE EL PAPÁ DE MAFALDA
Joaquín Salvador Lavado Tejón “Quino”, hijo de andaluces emigrados a Argentina en 1919, nació en Mendoza (Argentina) en 1932, e inició los estudios de Bellas Artes, que abandonó pronto para dedicarse a dibujar historietas de humor. Alcanzó la fama con las tiras de Mafalda. Esa niña idealista, revolucionaria, simpática, atrevida y gran luchadora social, querida en el mundo entero. El pasado 29 de septiembre cumplía 56 años. Y un día más tarde quedaba “huérfana”. Quino moría a sus 88 años en su ciudad natal entre las “lágrimas” no sólo de Mafalda, sino también de Susanita, Manolito, Felipe, Miguelito y Guille… Desde aquí nuestro homenaje a Quino, unido a la pena que embarga a millones de sus seguidores.
jueves, 17 de septiembre de 2020
HUGO VUELVE AL COLE
Parafraseando a Cicerón, me atrevo a preguntar
a los señores del atril y las videoconferencias: ¿Hasta cuándo van ustedes a
abusar de nuestra paciencia, dada vuestra falta de unidad de criterio o vuestra
dejación casi absoluta, cuando ha reinado un tiempo tan bueno, ¡6 meses por
medio!... No sé si habremos de echar manos del “polígrafo de Conchita” para
llegar a la verdad en este tiempo de confusionismo y palabrería... Pues desde
que el Gobierno se ha quitado de encima el marrón derivando a las comunidades
autónomas las competencias… se ha condenado a la postergación a los padres-madres
de alumnos, al tiempo de “volver al cole”. El
paso a paso se ha hecho eterno por sus contradicciones, a pocas “horas” de
empezar el curso.
Con la pandemia, no se sabe si el cole, al echar a andar, podrá resistir los embates del Covid-19, sembrados de dudas y miedos. O si podrá aguantar tanta disparidad de criterios que emerge a uno u otro lado de la cita escolar. El Consejero de la Junta de Andalucía, Javier Imbroda, ha dicho que el sitio mejor para los niños es el colegio, aunque el riesgo cero no existe. Y el propio Director de Centro de Coordinación de Alertas, Dr. Simón, epidemiólogo, asegura que los contagios desarrollados en las escuelas serán muy bajos. Distinto criterio ha manifestado un elevado número de padres, cuando ante el alarmante aumento de los rebrotes, se plantearon no llevar a sus hijos al cole y solicitar la legalización del Homeschooling, (“educación en casa”), aduciendo que se benefician todos, niños-padres-profesores, “por razones obvias”… Una alternativa pedagógica que no me acaba de convencer, a pesar de que es legal en países como Alemania, Francia, Reino Unido, etc. En cualquier caso, ante la susodicha disparidad de criterios, decididamente pongo mi mano en el fuego a favor de quienes desde la familia se confiesan “autojuzgados” en situación de inferioridad crítica respecto al Ministerio de Educación y al propio profesorado…
El dialogo es el eje revolucionario que
debe vehicular la vida escolar. Es el camino de la innovación participativa… No
se trata de artificios pirotécnicos en
esta coyuntura viral. No, es de una responsabilidad inalienable que los padres
participen en la coordinación implícita con el profesorado. Más en este tiempo
de vuelta al cole bajo la pandemia. Y, sobre
todo, cuando creemos que la comunicación humana es la piedra angular del acto
educativo.
El cesarismo, en connivencia con los
aliados populistas e independentistas, ha imposibilitado el verdadero diálogo
político y pedagógico. Bien a pesar de ello, Hugo, seis años, y sus padres
afrontan esta etapa con la nobleza que exigen los protocolos sanitarios, sin
encubrir lógicas discrepancias: las mascarillas en tal edad temprana, como la
distancia social, o el repetitivo lavado con gel hidroalcohólico, cuyo
anecdotario recoge magistralmente el ilustrador César Cámara (cf.
Internet). Los niños han sido puntualmente
advertidos, pero no sería
extraño ver algún día aparecer a mi nieto, olvidadizo, portando la mascarilla
de su “compa” Diego, tal como ha sido, en su primer día de cole, ese juego al
despiste de Hugo dándose el apretón con
Kubrat, después de tantos meses sin verse, en lugar del “codazo” de
rigor.
El diálogo familia-profesorado-gobierno (¡que
ha fallado hasta “horas” antes del
comienzo de curso!), en adelante ha de crear un clima integral más respirable
en el ecosistema escolar, sabiendo que tal diálogo es ese “sol que no se apaga durante la noche, se
nos oculta por un tiempo por encontrarnos «al otro lado», pero no deja de dar
su luz y su calor (cf. Palabras del Papa Francisco a los profesores
en el inicio del ciclo escolar actual). La imagen, pues, de los padres con sus niños
vueltos al cole, a pesar de
la pandemia y de los enfrentamientos y crispaciones de los dirigentes de turno,
no deja de ser una invitación a la esperanza.
sábado, 22 de agosto de 2020
SILENCIO FLORAL
De
nuevo llueve sobre mojado… el virus sigue campando por sus fueros: más
contagios, algunas muertes más, nuevos confinamientos… y una economía que se
desinfla sin parar… ¡Brazos caídos, desesperados!
Un precio bien alto: cada humano contagiado
o fallecido es una historia única que intenta buscar razones en nuestra mente,
en nuestro corazón. La sinrazón de lo real… y más cuando nos toca de cerca,
familiarmente hablando, las zarpas del bicho.
Pero la esperanza no claudica, único faro ante lo que parece injusto por
incomprensible… Por ello, intento entender el poema “Silencio” de Octavio Paz, en
el funeral de Estado por las
víctimas del coronavirus, el pasa 16 de julio:
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
Nuestra sociedad permanece en la inmunodepresión… en cuanto enigma
que no es capaz de aminorar el ranking
elevado de contagios o muertes. Se habla
de una carrera a escala “internacional” de búsqueda de vacunas (¡Cada proceso
de investigación por su lado, lamentablemente!). De momento, pues, el cuerpo no puede producir
una respuesta inmunitaria adecuada. Y permanecemos a merced de un virus
caprichoso que todavía no ha desvelado toda su metamorfosis, y sigue siendo como
el estridor de grillos y cigarras…. Nos ha cogido en nuestra propia desnudez
científica. Dicen que seis proyectos se
encuentran en la fase más avanzada, mientras que Rusia asegura que ya la ha
desarrollado. ¡Nuestro silencio calla!
Parece
que bebés se han contagiado de coronavirus en su primer mes
de vida, aunque la mayoría de ellos
no ha tenido ningún síntoma, según un registro puesto en marcha el pasado abril
por la Sociedad Española de Neonatología. Cierto,
por otro lado, que en el mundo mundial se dice hoy que EE.UU. es el país con
más contagios y más fallecidos, pero el virus se sigue extendiendo con
celeridad por Brasil, India, Rusia... Nuestro mismo
Ministerio de Sanidad ha registrado casi dos mil casos de
coronavirus en 24 horas, y un total trescientas y pico mil infecciones confirmadas a través de
pruebas PCR, lo que mantiene a España a la cabeza de Europa occidental. Y
mientras tanto sigue subiendo la lista de parados y paradas: muchos miles de trabajadoras
del hogar fueron despedidas en estos últimos meses… y más paro en pequeñas y
medianas empresas. El silencio enmudece compitiendo con las informaciones y
desinformaciones de los bufones políticos de turno… y sólo se rompe ante la palabra profética del
Papa Francisco o de nuestro llorado Casaldáliga, el obispo de los pobres: ¡urge globalizar la solidaridad y humanizar
la humanidad!
Asimismo, hemos de cuidar el aforo en nuestros "necesarios" encuentros y las medidas sanitarias. Toda la prudencia es poca por los rebrotes en cada rincón que pisamos. Como humanos, y aún más como cristianos, tenemos que ser ejemplares en el cumplimiento de las pautas de salud pública... Como pedía el cardenal Omella, hace días en una entrevista: se aparquen las diferencias políticas y se trabaje de forma conjunta y en busca del bien común para afrontar la situación de crisis sanitaria y económica. Todo un camino a seguir de cara al extraño curso que está (esperemos) a punto de comenzar.
Y más... Medio millón de niños del área metropolitana de Beirut, antes de las explosiones, se estaban viendo obligados a luchar cada día para sobrevivir por la irrupción de la pandemia y el confinamiento. Y -¡horror!- llegó la artillería destrozando vidas… Y a todo esto, por nuestras tierras, se une el alarmante abuso de los espacios de ocio al amparo del consumismo bestial. ¡Riesgo de botellones!
Que el
silencio –nuestro silencio- sea floral para vivir felices reivindicando un respiro ecológico
para el planeta y la consumación de una esperanza militante que se haga viral.
Bien a pesar del silencio, ¡el mismo silencio floral de Dios!: Porque Dios
es como el sol. Se le vea o no se le vea, que aparezca o se oculte, Él brilla (cf. Éloi Leclerc, “Sabiduría de un pobre”).
lunes, 17 de agosto de 2020
EL PROFETA DEL ARAGUAIA
El obispo
catalán Pere Casaldàliga, defensor de los derechos de los indígenas y uno de los promotores de la Teología de la
Liberación, ha fallecido el pasado sábado, 8 de agosto, a los 92 años en
la localidad brasileña de Batatais -dentro del estado de Sao Paulo-, donde
estaba ingresado desde hace días por una afección respiratoria grave. Su
voluntad de servicio a los pobres, con los que siempre quiso trabajar y
vivir, lo ha proclamado la personalidad
española más internacional que durante más de medio siglo se convirtió en el
defensor de los “condenados de la tierra” y en la voz de la gente cuya voz no
suele ser escuchada.
La prensa escrita y online (cf. Religión digital”) se han hecho eco de esa “inmensa vida” de profeta y voz de los pobres del Brasil y de
todo el mundo. El reconocimiento
universal a su palabra y a sus obras, vox
populi, lo sitúan ya en el santoral de la Iglesia, san Pedro Casaldáliga,
pastor de Sao
Félix do Araguaia…
Tus manos, ahora más blancas, ya descansando, vestidas sólo con aquel anillo negro de no-oro, signo de tu desposorio e identificación con los olvidados de la Amazonia. Apoyadas sobre una estola colorinche. Manos trabajadoras que, siempre unidas a otras manos, lucharon por la utopía de “la tierra sin males” (y sin malos): “Creo en la internacional / de las frentes levantadas, / de la voz de igual a igual / y las manos enlazadas...”. Ante tanto latifundio blasfemo, el derecho al pedazo de tierra de tus despojados fue una de tus primeras y constantes “causas”. Manos esperanzadas que construían y luego reconstruían lo que otros destruían; manos que se sabían sostenidas por las de Otro… Manos que se sabían interpeladas por las de quienes “morían antes de tiempo”, confiando e invitando a confiar que los verdugos no tendrían la última palabra: “Nuestros caídos mueren / con la Esperanza en flor entre las manos”. Pediste, finalmente: “Dejadme hacer acopio de ternura: / ¡tengo la vida, entera, entre las manos!”. Y, efectivamente, viviste y moriste “con la ternura al borde de las manos".
Tus pies, que ya si siquiera calzan aquellas ojotas gastadas. Desnudos y llagados… como los de aquel otro Crucificado. Tus pies, que parecen conservar algo del polvo de los senderos recorridos, Pedro encarnado en estas tierras, a imitación del Verbo mayor…. Caminando, analizaste y sintetizaste, poetizaste y profetizaste, anunciaste y denunciaste. Y aconsejaste: “No te avergüences nunca / de proclamar Su Nombre, / deletreado en actos. / (…) Comulga su Espíritu en la hostia. / en el silencio de los pobres / y en el grito de los muertos. / Abrázalo en toda carne humana. / y espera Su Regreso, seguro, imprevisible, / con tus pies ahincados en nuestro cada día”. Porque Lo esperaste con los pies bien anclados en la historia, abrazando a todo crucificado, le fue fácil encontrarte, en Su Regreso, al Resucitado...
Tu canoa... Tu diminuta humanidad -¡tan humana!- sobre una pequeña barca como féretro. Bien contento estarás de tu “Canoa”, a la que loaste: “Simplicidad perfecta. / Juego de niños grandes. / Réplica fiel de pájaros y peces. / ¡El más bello vehículo que labraron los hombres! / Tallado, a pie y a hacha, / por el arte supremo de los indios. / Pura estabilidad, / sin peso y sin medida, / sólo a merced del remo, del viento y la mirada...” Allí acomodaron tu cuerpo inerme, también él ya “sin peso ni medida”, para que eche a andar sobre el Araguaia, río abajo, cielo adentro. Ahí va dom Pedro: “Recostado en el mástil del crucero / me columpian el barco y la esperanza. / Mis sandalias enfilan, descalzas, en la proa, / no sé qué singladuras”. No te preocupes, hermano, si tú lo ignoras hay quien lo sabe, puesto que en tu canoa vas bien acompañado… por “La prostituta”: “Como un dolor pasado de paciencia, / ella es morena oscura (…) /Ella se sienta en el bordillo, ausente. / Viene, a la hora de comer, a popa; / le doy un vaso de agua; / y se vuelve, discreta. /María Magdalena, en el barco de Pedro, / se sentaba a los ojos del Señor, / y el Señor la miraba”. Ella te conduce hacia el Abrazo definitivo de aquel “En Quien soy, a Quien llamo, a Quien vamos, en Quien espero a gritos. / ¡A Quien, viviendo simplemente, amo! / ...Y el río tierra abajo, tarde adentro. / Y el barco río arriba...”
Tu tumba... Pedro descansa donde siempre soñó, a la orilla del Araguaia, entre un peón y una prostituta”. Un puñado de tierra y una cruz de palo -"¡y mais nada!"-en el cementerio de los olvidados, de tantos sin-nombre, de tantos aplastados. “No tener nada. / No llevar nada. / No poder nada. / No pedir nada…” Una tumba en tierra prestada para el profeta de São Feliz como también la tuvo el de Nazaret.Y te vas, en tu silenciosa canoa, bien acompañado por todos ellos, río arriba, cielo adentro. “La angustia y la ternura / me abrirán, como remos, / las aguas de la muerte”. Y las puertas del cielo te las abrirá, adelantándose un poco -como marca el estricto protocolo del evangelio (cf Mt 21,31)-, la prostituta, tu compañera de viaje(s). A ella, “una cruz de oro falso le cuelga sobre el pecho, / sobre las fuertes lilas del vestido”; a ti, finalmente libre y despojado, sólo te cuelga de las manos el “corazón lleno de nombres”.