sábado, 31 de octubre de 2015

DICHOSOS

Y Él se puso a hablar, enseñándolos: Dichosos…
(Mt. 5, 1-12)



¡Tú lo has dicho, Señor!
Dichosos nosotros si no triunfa en nuestro corazón
la engañadora confianza en las riquezas.
Dichosos si no genera nuestro corazón
envidias, calumnias o actitudes vengativas hacia los hermanos.
Dichosos si invadimos nuestro corazón de las mismas lágrimas
que llora gran parte de la humanidad.

¡Tú lo has dicho, Señor!
Felices nosotros si nos dejamos el pellejo
en la hondura del hambre y de la sed de nuestros hermanos.
Felices si libramos la batalla a nuestro egoísmo 
y hacemos de la misericordia el trono de nuestros gozos.
Felices  si convertimos la negrura de nuestras vidas
en luz radiante, en transparencia cristalina.  

¡Tú lo has dicho, Señor!
Bienaventurados nosotros si alzamos la bandera de la paz
desde la orilla de nuestro corazón hasta los horizontes lejanos.
Bienaventurados si no nos rendimos ante las injusticias,
si no capitulamos ante el riesgo de ser perseguidos
por tu causa, Señor.

¡Tú mismo lo has dicho, Señor Jesús!
Que ya, ¡desde ahora!,
nos has inscrito en tu agenda pascual. 

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